Tendencias globales en el primer cuarto del siglo XXI
Redacción Mapfre
Gonzalo de Cadenas Santiago, subdirector general de MAPFRE Economics
En el amanecer del siglo XXI, observamos un escenario global marcado por transformaciones profundas que definen el curso de nuestra sociedad. Las tendencias actuales delinean un panorama complejo, donde la realidad se entrelaza con las predicciones de ensayistas del descontento social y de la geopolítica como Pankaj Misra y Zbigniew Brzezinski.
El crecimiento global, motor fundamental de nuestro progreso, experimenta desafíos inesperados. El fenómeno del envejecimiento poblacional, la disminución en la participación laboral y la reducción de la productividad se ciernen sobre la expansión económica. La riqueza se concentra en una élite que envejece, mientras que los estratos menos privilegiados rejuvenecen.
Estamos en el umbral de una realidad demográfica donde, en 25 años, seis de cada 10 menores de 15 años residirán en las orillas del Índico, mientras que ocho de cada 10 mayores de 65 lo harán en las orillas del Atlántico y el Pacífico Norte. Esto traerá consecuencias ineludibles para la distribución de la riqueza, la dependencia y el desarrollo político y social futuro.
Las clases medias altas de países ricos desaparecen gradualmente desde hace dos décadas, y la clase media de países de renta media-baja enfrenta el riesgo de perder los avances logrados en el mismo periodo. La brecha entre la renta salarial y del capital se amplía, generando una fractura social cada vez más profunda. La tecnología, en especial la inteligencia artificial, actúa como un acelerador de estos cambios, con consecuencias diversas en la productividad y la distribución de la riqueza.
En este contexto, el identitarismo emerge como respuesta a las tensiones sociales, exacerbado por la polarización y la animosidad partidista fomentadas por la tecnología social. Las políticas excluyentes ganan terreno, alimentadas por el descontento social y la lucha por recursos escasos. Nos enfrentamos a un mundo airado, donde las ideas son la manifestación palpable de esa cólera (Pankaj Misra, 2017).
A nivel tanto nacional como global, el ejercicio de la gobernanza global se torna cada vez más complicado debido a la ascensión de soluciones populistas frente al malestar generacional. Se ha erosionado el consenso de posguerra, y las relaciones internacionales se ven eclipsadas por las expectativas comerciales más que por la colaboración entre naciones.
Estados Unidos ha perdido su posición dominante y las instituciones pos Segunda Guerra Mundial operan con eficacia decreciente debido al creciente no alineamiento de países que reivindican su autonomía y ejercen poder de veto (Brzezinski, 2012).
Mientras tanto, la biosfera experimenta transformaciones aceleradas. La percepción de que estos procesos se desarrollan a largo plazo es un sesgo cognitivo que persiste, como lo demuestra el reciente acuerdo en el COP 28, donde se admitió un objetivo de calentamiento global por encima del 1,5%.
La visión de Mapfre Economics es que dichas tendencias, unidas a vulnerabilidades emergentes y a catalizadores que resultan del momento socioeconómico y político, son generadoras de un sinfín de riegos conocidos y por conocer que requieren una gestión integral, compartida y consensuada por todos los actores globales. Esta conclusión es la misma que promueve el Foro Económico Mundial desde hace más de una década.