Subida de tipos de interés: las carteras, a examen
Redacción Mapfre
Apenas ha pasado una semana desde el anuncio de la mayor subida de tipos de interés en la historia del Banco Central Europeo (75 puntos básicos). Una medida con la que el BCE, según MAPFRE Economics, “se posiciona moderadamente agresivo, señalizando esfuerzos en el futuro y con el alza en los precios copando la parte central del discurso”. De hecho, los mercados ya están poniendo el ojo en las próximas reuniones del organismo, descontando todavía más alzas en las curvas de tipos, si bien la cuestión rondará en torno al tipo máximo al que deberían llegar para, por un lado, controlar la inflación y al mismo tiempo evitar las consecuencias más severas de una posible recesión.
El plan de endurecimiento monetario, que comenzó hace escasos meses a raíz de la crisis de suministro y la guerra en Ucrania, se suma por tanto a la elevada incertidumbre en los mercados, lo que incrementa la tarea de los expertos para encontrar las mejores oportunidades. De hecho, los expertos de MAPFRE Gestión Patrimonial hacen una valoración de lo que puede suponer esta medida tanto para la renta variable como para la renta fija.
Renta Variable
En primer lugar, explican que una subida de tipos implica, en términos generales, “una restricción de liquidez para familias y participantes en los mercados financieros”, afectando de esta forma al consumo y aumentando el coste del capital, por lo que, de manera intuitiva, “no son buenas noticias para la renta variable”, aunque matizan que “existen excepciones que vale la pena comentar”.
Por un lado, desde un punto de vista sectorial (1), una medida de este calado afectaría en menor medida “a sectores que produzcan bienes o servicios de primera necesidad (salud, consumo básico y servicios públicos), debido a que su consumo se vería menos afectado que el de productos más prescindibles para el consumidor final”, comentan.
Como excepción, afirman, se encuentran los sectores de banca y seguros, cuyos negocios “se ven favorecidos por una ampliación de los márgenes en su negocio principal”. Además, en el caso concreto de las aseguradoras de no vida, añaden que “se ven mejorados sus resultados financieros por la reinversión de las primas a un tipo de interés mayor”.
Por tipo de compañía (2), destacan que se defenderán mejor aquellas “con una posición de liderazgo en su mercado (como sería el caso de Apple) o empresas con fuertes barreras de entrada y con un coste muy alto de cambio para el cliente final (por ejemplo, Microsoft)”.
Atendiendo al balance de las compañías, reconocen que sufrirán más “aquellas con mayor volumen de deuda y empresas en etapas tempranas de crecimiento por su mayor dificultad de acceso al crédito”. “Sin embargo, empresas sobrecapitalizadas con volúmenes altos de liquidez podrán favorecerse por una mayor remuneración del efectivo”, agregan.
En tercer lugar, los expertos de MGP avanzan que, según el plazo de inversión (3), hay que diferenciar “entre compañías maduras, con un mayor volumen de ingresos en plazos cortos, y empresas con beneficios más lejanos en el tiempo -que se ven más afectadas al descontarse estos flujos a un mayor plazo-“. Aunque, matizan, esto dependerá de “en qué niveles se normalice la curva una vez la inflación haya remitido, ya que los beneficios se deben descontar al tipo de interés real (una vez descontada la inflación) y por tanto habrá que esperar a ver en qué niveles se normalizan tanto el nivel de precios como los tipos de interés”.
Renta Fija
En el contexto de caídas de los precios en el mercados de bonos, los gestores ven “cómo se buscaban bonos con duraciones muy cortas para protegerse (a pesar de que, con duraciones cortas, puede haber exposición a riesgo de crédito si no se escogen bonos de calidad) y a la vez buscaban cupones altos que mantuviesen el atractivo de la inversión en dichos bonos”.
Tras las recientes subidas de tipos por parte de la Fed y el BCE, el panorama permite dilucidar un futuro medio-largo plazo interesante para los mercados de renta fija, ya que, según explican, “estamos ante uno de los momentos de mayor atractivo de tipos en mucho tiempo”.
Pero, ¿cómo aprovechar la subida de tipos de interés? Desde MAPFRE Gestión Patrimonial, reconocen que se debería “ir aumentando de manera gradual y de forma activa la duración de las carteras”. “Sin embargo, seguimos recomendando cautela en el corto plazo. Es importante destacar que hay protagonistas de este delicado momento de mercado que no han desaparecido, como la volatilidad y la inflación, que siguen ahí y pueden acentuar las pérdidas acumuladas en los bonos”, añaden.
Por el ruido del corto plazo, remarcan la importancia de “aprovechar mayores duraciones en cartera, mediante la diversificación por todo el espectro de activos de renta fija y con un perfil laxo en el posicionamiento de las duraciones”. Esto, según el área de asesoramiento financiero, podría lograrse “a través de un fondo de Renta Fija flexible que permita al gestor moverse a su gusto y percepción, tratando, además, de buscar valor añadido en la calidad de la selección crediticia para ajustar precisamente el binomio ‘calidad/yield’, (uno de los principales valores añadidos de la gestión activa)”.
Añaden, asimismo, en este contexto los fondos de renta fija con alta rotación de cartera: “Este tipo de activos acumula vencimientos a muy corto plazo y se beneficia de la reinversión de dichos vencimientos a tipos más altos”.
Con todo esto, ¿qué bonos podrían ser interesantes? Los expertos de MAPFRE Gestión Patrimonial anticipan que los ‘bonos grado de inversión’ (implican un menor riesgo de impago y gozan de altas valoraciones por las agencias de calificación crediticia) suponen una inversión interesante “dado que acumulan un gran castigo principalmente por el efecto duración”.
Si bien es cierto que los diferenciales de los bonos corporativos estadounidenses y europeos se han ampliado por el temor a una recesión (por dar color a la información, los diferenciales estadounidenses pasaron de menos de 100 puntos básicos a principios de año a unos 170 puntos básicos a cierre de julio y en Europa se han duplicado hasta los 200 puntos básicos a mediados de agosto), a los niveles actuales “se estarían descontando unas tasas de defaults demasiados elevadas”, valoran. Otra alternativa, sentencian, consistiría en titulizaciones con alta calificación crediticia “debido a que acumulan un cupón atractivo y son en su gran mayoría bonos flotantes”.