Del riesgo a la oportunidad: ¿qué está condicionando al mercado?
Redacción Mapfre
Las malas noticias vuelan. Los acontecimientos vividos en las últimas semanas no están apuntando del todo al optimismo generalizado en el mundo de la inversión: desde una inflación altísima (récords en Estados Unidos y la Eurozona), una esperada subida de tipos en el viejo continente (Lagarde ha afirmado recientemente que podría comenzar con una política hawkish a partir de julio) hasta un crecimiento que se está viendo revisado a la baja por diversos riesgos (si bien el último informe Panorama Económico y Sectorial, de MAPFRE Economics, contempla un avance del 4,2% para la economía española).
Todos estos factores están siendo tenidos en cuenta por los profesionales en las decisiones de inversión. Sin embargo, no son los únicos componentes que estarían removiendo al mercado: Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, apunta en el evento ‘Asesoramiento: del riesgo a la oportunidad’ (organizado por MAPFRE) otros elementos fundamentales para entender el contexto en el que deben moverse los inversores.
- Retirada gradual de liquidez
Estados Unidos ya ha anunciado el comienzo de la reducción de su balance a partir de este mes (según las últimas actas de la Reserva Federal, unos 95.000 millones de dólares mensuales). El BCE, por su parte, está muy pendiente de cómo evolucionará el nivel de precios y, a partir de ahí, irá tomando decisiones que vayan encaminadas a controlarla. Pero ya ha empezado a mover ficha: la retirada de liquidez comenzó en abril, con 40.000 millones de euros, y el organismo tiene previsto mantenerla en 20.000 millones para junio.
Alberto Matellán explica, en este sentido, que los bancos centrales “dijeron que había que retirar porque había demasiado dinero en el mercado, y ya lo están haciendo, pero veremos si es demasiado tarde. La retirada no debería durar más de dos-tres meses”. Para el experto, viendo cómo las medidas han podido llegar más tarde de lo deseado, esta situación “es como la fábula de Pedro y el lobo”. “Viene el lobo y no hicimos caso, y ya se está comiendo los ahorros”, añade.
Uno de los datos más interesantes acerca del nivel de liquidez es la fabricación dinero a raíz de la pandemia para contener la caída de la actividad: “En torno al 80% de dólares y euros en circulación se hicieron en los dos últimos años. Esto solo ha ocurrido dos veces en la historia y en ambas ocasiones se derrumbó la economía. Pero la situación ahora es bien distinta”, aclara el experto.
Lo que anticipan las previsiones es que “el nivel de inflación comenzará a moderarse a la vuelta del verano por el efecto base (doce meses atrás la inflación ya se encontraba en una tendencia alcista) y la renta fija (muy golpeada en las últimas semanas) volverá a ser un valor refugio”.
- Mucha incertidumbre
La guerra en Ucrania ha exacerbado muchos de los riesgos que ya estaban presentes en el contexto global. Esto, como consecuencia, ha traído que los mercados muestren una volatilidad no vista desde el comienzo de la crisis epidemiológica o la recesión de 2008. El VIX (índice de referencia de la volatilidad del S&P500), en este sentido, ha sabido demostrar que invertir en aguas turbulentas no es fácil.
Pero, ¿se puede medir exactamente la incertidumbre? “Realmente no”, responde el economista jefe. “Pero está claro que lastra el crecimiento, por lo que hace falta un asesoramiento, la figura de un profesional que haga de guía”.
- Transición energética
El consenso de mercado reconoce que la transición energética es un paso que las economías deben dar tarde o pronto. La emergencia climática está convirtiéndose en una cuestión cada vez más prioritaria y el paso hacia energías limpias es inevitable.
No obstante, la crisis en las materias primas, las disrupciones en las cadenas de suministros y, por ende, los problemas asociados a los precios de la energía (acrecentados desde el fatídico 24 de febrero), están dando un tiempo muerto a dicho avance. “En la pandemia ya estaba habiendo mucho ruido acerca de la economía sostenible y verde. Pero, con la actual crisis, la gente está volviendo la mirada hacia atrás”, reconoce el economista. El hecho de llevar a cabo una transición energética rápida, en un plazo tan corto, puede conllevar un coste muy elevado para las economías y las familias (y más en el momento actual).
Las claves para la creación de una cartera consistente
Todos estos condicionantes no son siempre tenidos en cuenta en la composición de carteras. Se ha visto cómo los fondos de renta fija, por ejemplo, que solían ser prudentes, han ido perdiendo terreno en favor de la renta variable. Pero, como afirma Daniel Sancho, jefe de inversiones en MAPFRE Gestión Patrimonial, “en el corto plazo siempre hay riesgos. Sin embargo, el que haya riesgo quiere decir, también, que se pueden presentar oportunidades”.
A la hora de confeccionar carteras consistentes hay que tener, además, una idea clara del horizonte temporal de inversión. El experto de MGP muestra cómo “en el corto plazo existen desequilibrios; pero conforme avanza el tiempo, la dispersión se va reduciendo”. En todo ese periodo, “son los gestores los que deben relativizar el ruido del corto plazo para encontrar las oportunidades. Y los asesores son los que tiene que conseguir que los clientes también relativicen”, añade.
Explica, también, cómo las emociones pueden afectar en las decisiones de inversión o en la propia composición de los portfolios: “Es el mayor riesgo de todos. Por ello, el asesoramiento debe acompañar al cliente en todo el proceso y filtrarle la información en forma de conocimiento”.
Por todo ello, Ismael García Puente, gestor de inversiones y selector de fondos en MGP, considera que existen seis claves para la creación de una cartera consistente de fondos, que permita protegerse de los bandazos del mercado y obtener, al mismo tiempo, una rentabilidad.
1. La importancia del ‘Asset allocation’
Se centra mucha atención en la selección de fondos cuando hasta el 80% de la rentabilidad de una cartera se produce por la correcta asignación de activos. “Si queremos optar por mayores rentabilidades, debemos asumir mayores riesgos”, comenta Ismael García Puente.
2. Pesos en la cartera
Este aspecto viene condicionado, principalmente, por la distribución de activos y el binomio rentabilidad/riesgo por cada tipo de activo, viendo qué activos tienen mayor protagonismo en el portfolio.
3. Número de fondos
“No hay un número mágico”, como explica Ismael, pero “elevar innecesariamente el número de fondos puede tener efectos adversos” (dilución del Alpha o aumento de costes, entre otros). “Un mayor número de fondos no implica mayor diversificación”, añade.
4. Limitar las pérdidas
“A los seres humanos nos gustan las ganancias, pero detestamos las pérdidas”. De una forma más precisa, mientras que una ganancia de X genera una utilidad de Y, una pérdida de X genera una utilidad negativa de 2,5 veces Y. El valor psicológico, la forma en que el inversor afronta las ganancias/pérdidas, en este sentido, juega un papel fundamental.
5. Olvidar el ‘market timing’
Se suele decir que “invertir es aburrido”. Pero el hecho de estar pendiente de las oscilaciones diarias del mercado puede provocar a los inversores que realicen movimientos indeseados en las carteras, primando la visión del largo plazo sobre la inmediatez. La media de los retornos diarios del S&P 500 en los últimos 30 años es del 0,03% y la del MSCI ACWI 0,02%.
6. Gestión “pasiva” de la gestión “activa”
Está demostrado que, “cuantos más cambios hagamos en las carteras, menor rentabilidad obtendremos”, sentencia Ismael García Puente.