¿Recesión, crisis o depresión económica?
Redacción Mapfre
La realidad macroeconómica se está debatiendo entre los expertos: mientras que algunos auguran que, en los próximos meses, la economía europea podría entrar en recesión, otros descartan una eventual crisis y afirman que los últimos datos apuntan incluso a una normalización tras meses de recuperación postpandemia. Más allá de los posibles escenarios, la realidad es que los últimos datos de PMIs en la eurozona han mostrado que la economía se está frenando, pero la cuestión es ‘hasta qué punto’.
Ismael García Puente, gestor de inversiones de MAPFRE Gestión Patrimonial, cree que el riesgo de recesión es lo que está marcando la dinámica del mercado. Mencionando el US Citigroup Economic Surprise Index (índice de sorpresas económicas), que valora si los datos publicados son mejores/peores de lo esperado, estima que, por lo menos desde Estados Unidos, acontece a “un posible escenario de recesión”. Sin embargo, aclara que recesión no es lo mismo que crisis: “A nadie le gusta hablar de recesión, pero no estamos hablando de crisis como la del Covid o la del 2008; los datos publicados son inferiores a lo esperado, pero por ahora no hay mucha probabilidad de que el sistema financiero se quiebre”. Tampoco se contempla, según afirma Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, la posibilidad de una recesión de más de un año y medio, lo que él denomina “depresión”.
Las probabilidades de que se dé un escenario u otro dependen, en buena medida, de la energía. Con los ojos en Europa, donde dos tercios de la inflación (actualmente en el 8,6%) se deben al encarecimiento de la energía, García Puente analiza que más que el componente energético será el consumo el que “va a marcar si la futura recesión es más profunda o no”. Por el momento, las estimaciones que maneja el experto apuntan a que el nivel de empleo a ambos lados del Atlántico “nos hace ser ligeramente positivos en cuanto a consumo interno en los próximos meses”.
Sin embargo, los pilares de la economía europea no pueden soportar tanto esfuerzo con un euro que, en estos momentos, está cada vez más cerca de la paridad con el dólar (y ya está en niveles de hace veinte años). Los expertos saben que un euro débil en el mercado ahondaría más en el frenazo económico. De hecho, Matellán comenta que esta cuestión, además de las consecuencias que arrastra sobre el comercio exterior, puede suponer una presión añadida sobre el nivel de precios y sobre la hoja de ruta de los bancos centrales, “dándoles más razones para ser todavía más alcistas”.
Más allá del tono más agresivo que pueda tomar el BCE, no parece plausible un cambio de guion más acomodaticio sin apenas haber empezado a subir los tipos de interés (algo que, según el gestor de inversiones de MGP, podría haber sido descontado por el sector interbancario). No obstante, cree que la clave estará en si “los bancos centrales podrán aplicar las medidas habituales para abogar por la recuperación y tener una inflación por encima de su objetivo”. En resumidas líneas, apostar por la recuperación y evitar una recesión (o, incluso, una crisis) en detrimento de una inflación que podría seguir su rumbo alcista y alejarse del objetivo del Banco Central Europeo del 2%.
Paralelamente de las políticas monetarias de los bancos centrales, los países europeos están en camino de activar sus propios mecanismos para evitar mayores consecuencias a medio y largo plazo. Las palabras de Luis de Guindos (ha advertido de que una posible recesión en Alemania arrastraría al resto de la Eurozona) sitúan el foco, según el economista, en el crecimiento: “Muchos gobiernos se están preparando para las eventualidades. Hay muchas formas de combatirlas, y la vía más inmediata es a través del gasto público, subvencionando o ayudando a rentas bajas”.