¿Qué es el rebalanceo de una cartera y por qué es importante?
Redacción Mapfre
A la hora de invertir, resulta muy importante no dejarse llevar por las emociones. La toma de decisiones precipitadas puede jugar una mala pasada a las inversiones. Por eso, resulta fundamental una estrategia conocida como el rebalanceo de carteras.
El rebalanceo de una cartera de inversiones es una fórmula para que los inversores puedan mantener la distribución de activos deseada en sus carteras a lo largo del tiempo. Este proceso sirve para equilibrar de nuevo la cartera en función de los movimientos de los mercados financieros y del perfil de riesgo del inversor.
A medida que los mercados fluctúan, los activos incluidos en la cartera pueden aumentar o disminuir de valor. Por tanto, las proporciones asignadas originalmente a cada activo pueden desviarse. Gracias a este proceso de ajuste, la cartera puede volver a su distribución original, que fue establecida en función de los objetivos y la tolerancia al riesgo del inversor.
Por ejemplo, un inversor de perfil moderado tiene una cartera de inversiones tradicional con una exposición del 60% a renta variable y del 40% a renta fija. Si las Bolsas han subido mucho y las acciones se han revalorizado más que los bonos, esta asignación ha podido cambiar a un 70% en acciones y 30% en deuda. Esto puede suponer que el inversor se exponga a un riesgo mayor del que pretendía asumir inicialmente.
El rebalanceo consistiría en vender parte de los activos que más han subido —es decir, las acciones— para disminuir su peso en cartera y comprar aquellos activos cuya proporción se ha reducido. Tras este proceso, el inversor volvería a tener una cartera 60/40.
Más que una acción puntual, el rebalanceo debe ser visto como un hábito disciplinado que asegura que las inversiones sigan alineadas con las metas a largo plazo. Este proceso puede hacerse de manera periódica o cuando se produce un desvío muy grande respecto a los objetivos iniciales.
Algunos inversores prefieren hacer un rebalanceo por tiempo. Este tipo consiste en realizar ajustes de la cartera en intervalos regulares de tiempo, es decir, cada tres meses, cada seis meses o cada año.
En cambio, otros prefieren el rebalanceo por tolerancia al desvío. Este consiste en ajustar la cartera de inversiones cuando una clase de activo excede un porcentaje determinado respecto al objetivo original. Por ejemplo, si se produce un desvío de un 5% o 10%.
Ventajas del rebalanceo
- Controlar el riesgo: La principal ventaja del rebalanceo reside en poder mantener el nivel de riesgo deseado por el inversor. Si no se produjera, el inversor podría poner en peligro sus objetivos financieros debido a una mayor exposición a activos de riesgo.
- Gestionar las emociones: El proceso de rebalanceo obliga a los inversores a vender los activos que mejor comportamiento han tenido para comprar aquellos que no lo han hecho tan bien. Este proceso supone una gran disciplina para el inversor, que tiene que romper con la tendencia emocional de comprar caro (porque está de moda) y vender barato (cuando un activo cae).
- Optimizar la rentabilidad a largo plazo: El inversor debe tener siempre una visión a largo plazo. Al evitar que la cartera tenga una exposición muy elevada a activos de riesgo, puede ayudar a proteger la cartera y reducir el impacto de las caídas en Bolsas.
- Diversificar constantemente: El rebalanceo de la cartera asegura que esta mantenga la diversificación establecida en el plan de inversión original. Esto sirve para reducir el riesgo de estar expuesto a un único tipo de activo.
A pesar de sus beneficios, el rebalanceo no está exento de desafíos. El ajuste de cartera puede implicar costes al inversor, como comisiones por transacciones. Por eso, resulta fundamental una buena planificación financiera.