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¿Qué pasaría si hay un empeoramiento de los datos macro?

Ene 31, 2024

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

MAPFRE Economics, el Servicio de Estudios de MAPFRE, siempre calcula dos escenarios al elaborar su informe ‘Panorama económico y sectorial 2024’, algo que cobra todavía más sentido en el momento actual en el que cada vez hay más factores exógenos que pueden marcar el devenir económico. El debilitamiento de los datos macroeconómicos concretamente es algo que se contempla en ambos escenarios, si bien en el más estresado ese empeoramiento es más profundo.

En el más estresado, que es el menos probable, MAPFRE Economics prevé la erosión en el poder adquisitivo, que dificulta la capacidad de consumo, al tiempo que se dañan los canales de confianza, dejando como resultado una debilidad que se prolonga hasta 2025. Así, la dicotomía entre actividad económica y precios vuelve aparecer, con un importante desequilibrio en el binomio que termina pensado sobre la hoja de ruta de los bancos centrales.

De todas formas, no se experimentaría una recesión incluso en el escenario más estresado. La previsión de MAPFRE Economics es un aumento del PIB global este año del 1,4% frente al 2,3% considerado en el escenario base, mientras que la inflación cerraría el año en el 4,8%, cuatro décimas por encima.

Ese plus de inflación se debería en parte a un shock de oferta prolongado causado por una amplificación de los riesgos geopolíticos. El componente principal pasa por el componente energético (por la escalada de la guerra de Israel y Hamas y los conflictos en el mar Rojo), que alcanza un pico máximo por encima de los 120 dólares por barril, manteniéndose tensionado durante el primer semestre de 2024, y que retorna a unos precios de equilibrio más altos en el medio plazo, en un rango de entre 90 y 95 dólares por barril.

En este modelo alternativo de riesgo, si bien no hay subidas adicionales de tipos de interés, no se identifican bajadas en todo 2024, mientras que 2025 ofrece una senda de flexibilización moderada y con tipos de interés reales positivos en la mayoría de los países, tanto desarrollados como emergentes.

El efecto en los rendimientos de los bonos gubernamentales es de un tensionamiento a lo largo de la curva, superior a 150 puntos básicos, a medida que se transmite la percepción de una política monetaria restrictiva por más tiempo y de que la incertidumbre sobre la inflación se combina con niveles de emisiones de bonos sometidas, a su vez, a una mayor incertidumbre de la respuesta fiscal y los planes de sostenibilidad. Esto se trasmite a los mercados financieros, afectando tanto a los diferenciales de crédito como de la renta variable, amplificando el deterioro de los canales de confianza.

En el mercado de la vivienda, se tamiza el impacto respecto a ediciones anteriores del informe Panorama, con un shock inferior al 10% en términos globales, pero de base más amplia, mientras que en el mercado de divisas, el dólar se ve fortalecido nuevamente hasta situarse en los 1,05 euros, pero volviendo a finales de 2024 a la senda del escenario central.

 

Optimismo en el plano geopolítico para el escenario base

El escenario base considerado en este informe, es decir, el central para el Servicio de Estudios, presenta un retroceso generalizado del crecimiento mundial hasta situarse por debajo del potencial en 2024, y una recuperación gradual de cara a 2025, evidenciando un aterrizaje suave. Entre los factores de esta proyección destacan los obstáculos de una política monetaria todavía restrictiva, un consumidor menos fuerte, así como una combinación de debilidad más prolongada en el sector manufacturero y de menor expansión en el sector servicios, el cual deja atrás sus máximos cíclicos.

En materia de inflación, este escenario proyecta una moderación apoyada en menor presión de los servicios, una aportación que seguirá siendo subpar en los bienes, y unos precios de energía y alimentos más estables. Así, la previsión de inflación global sería del 4,4%.

En concreto, el pronóstico de los precios del petróleo se ha revisado a la baja (75 dólares por barril frente a los 80 dólares del informe previo), debido al aumento de la producción de Estados Unidos, los planes de la OPEP+ para extender los recortes voluntarios en la producción diaria hasta el primer trimestre de 2024, y a la respuesta moderada de los mercados de materias primas a los conflictos geopolíticos.

Conforme a estos elementos, se facilita tanto el retorno a los promedios de largo plazo de la inflación, como la consecución de los objetivos de los bancos centrales, aunque quedan ligeramente por encima en 2024, sin permitir cerrar aún el capítulo inflacionario hasta 2025.

Siguiendo por la política monetaria, la mejora de inflación hace más probable que tanto la Reserva Federal estadounidense (Fed) como otros bancos centrales de las economías desarrolladas comiencen a flexibilizar sus políticas monetarias hacia unas condiciones más favorables, mientras que los países emergentes se ven fortalecidos para continuar con la etapa ya iniciada.

Más en detalle, no se espera un giro brusco de la postura monetaria de la Fed, sino una moderación en la segunda mitad del año. De esta forma, ahora se estaría esperando que el primer recorte se produzca en junio, con 150 puntos básicos de flexibilización hasta el cierre del año. Incluso con esta revisión, nuestra visión bajo el escenario base sigue siendo algo menos agresiva que la que prevalece en los mercados. Para 2025, el ritmo de ajuste se prevé que siga siendo gradual y compatible con una tasa neutral que se ajuste a una inflación dentro de los rangos objetivo.

En el caso del Banco Central Europeo (BCE), se plantea el mismo escenario de bajadas, pero con un ligero retraso respecto a la Reserva Federal, a la espera de una confirmación de la evolución de las tensiones en el transporte marítimo y los mercados energéticos. Así, en el escenario base se prevé cierto declive en el crecimiento económico durante 2024, seguido de una moderada recuperación en 2025, con una actividad económica global positiva (2,3% y 2,6% en 2024 y 2025), mientras que, en materia de precios, se prevé una inflación media para estos años del 4,4% y 3,3%, respectivamente.

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