Los inversores dejan atrás el pesimismo de 2022
Redacción Mapfre
El "efecto enero" o "efecto cambio de año", como lo define EXPANSIÓN, se encuentra dentro de los fenómenos que se conocen como "Anomalías de Calendario", y consiste en que durante los últimos días del mes de diciembre la cotización de las empresas en Bolsa tiende a bajar, produciéndose en el mes de enero rentabilidades anormalmente elevadas respecto a las del resto del año. Algo así se podría decir que se está viviendo en los primeros compases de 2023, un efecto enero que, por diferentes circunstancias, no se había producido en los años previos y que quizá los inversores ya añoraban.
Ismael García Puente, gestor y selector de fondos de MAPFRE Gestión Patrimonial, reconoce que los inversores han dejado atrás el pesimismo del año pasado. Quizá no era tan difícil teniendo en cuenta que, por ejemplo, la renta fija estaba viviendo, al menos hasta mediados de diciembre, su peor ejercicio desde 1969, según cálculos de Vanguard. “Trabajamos con un nuevo paradigma económico, como indicamos a los clientes, en el que hay que ser muy serios con las valoraciones de las compañías porque habrá ganadores y perdedores”, reconoce García-Puente.
Los factores que están moviendo los mercados y que los seguirán moviendo durante los próximos meses son los mismos: inflación y presión de la energía, tipos de interés o Guerra de Ucrania. Precisamente, los últimos datos macroeconómicos avanzan ya cierto freno en los precios, a lo que se han agarrado los inversores para justificar ese mejor comportamiento en renta variable y en los bonos. Aun así, García-Puente explica que hay que mantener la cautela porque este nuevo paradigma económico implica que “no vamos a volver a las condiciones financieras de la última década, con liquidez abundante, con tecnológicas con valoraciones 40/50 veces beneficios, etcétera”.
En este sentido, Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, también reconoce que las razones que justifican esta subida pueden ser transitorias: “Estamos teniendo un invierno bastante bueno, en cuanto a la temperatura, lo que contribuye a reducir los precios de la energía. De esta manera, quitamos carga importante sobre costes europeos y se reducen las expectativas de inflación. También se justifica, por otro lado, por la reapertura china y, además, hemos visto que los datos macro de las últimas tres semanas están siendo mejores de lo previsto. A todo esto, se suma que las bolsas europeas están más baratas que las de EEUU”.
García Puente avisa de que sigue dándose cierta dicotomía entre lo que descuenta el mercado, que sigue viendo bajadas de tipos en la segunda mitad del año, y lo que nos transmiten las autoridades monetarias, que alertan de que los tipos van a seguir subiendo. Además, en Europa, el BCE va con retraso respecto a la Fed, lo que nos hace ser prudentes todavía con la renta variable de la región. “Redujimos el peso en cartera de Europa frente a EEUU ya el año pasado y consideramos que todavía sería precipitado cambiar esta estrategia, entre otros factores, porque todavía está por ver el efecto que va a tener esta reapertura de la economía china”, concluye García Puente. Aun así, Matellán reconoce que los datos de inflación confirman que la tendencia sigue siendo a la baja y que, por tanto, “alimenta la expectativa del mercado de que la Fed dejará de subir los tipos en el entorno 5%”. Eso sí, alerta de que cuando avancemos en el año, la inflación puede dejar de bajar en niveles por encima de lo que los bancos centrales consideran estabilidad de precios.
Los dos expertos resaltan el atractivo que ha vuelto a cobrar la renta fija en este contexto, tras un año fatídico que ha puesto en guardia a los inversores más conservadores. “Es interesante ahora porque los tipos son más altos y, por tanto, los bonos pagan cupones más altos”, explica Matellán. Esto da mucho juego al gestor activo profesional de renta fija, según el experto, porque las carteras de renta fija recuperan el carácter protector y pueden dar alegrías incluso en contextos adversos. “A esto se añade que, si en 2023 los bancos centrales dejan de subir tipos, tal y como descuenta el mercado, el contexto no sólo será adverso, sino que pasará a ser atractivo”, concluye.