Lograr rentabilidades de dos dígitos con criterios ESG
Redacción Mapfre
El enfoque ESG (medioambiental, social y de gobernanza, por sus siglas en inglés) se ha convertido en un aspecto crucial en la gestión de activos en los últimos tiempos. La tendencia parte de una doble necesidad. Por una parte, se trata de una tendencia inevitablemente vinculada con una creciente ‘conciencia verde’ en la sociedad y que, a su vez, se refleja en el compromiso de un número de empresas cada vez mayor en todo el mundo.
Por otro lado, se trata de un movimiento impulsado también desde las instituciones y que acelera el cambio en las entidades. La regulación europea en relación con los fondos de inversión ha experimentado cambios significativos, haciendo mucho hincapié en la clasificación sostenible de los vehículos de inversión y en cómo se comunica esta información en toda la cadena hasta el inversor.
Se trata de un proceso todavía en evolución y pendiente de una mayor homogeneización en el plano jurídico, pero que ya tiene a los gestores de fondos ‘a pleno rendimiento’. Tanto es así que, según los últimos datos del Observatorio de Inverco -correspondientes a octubre de 2023-, el 95% de las gestoras que operan en España cuenta con fondos que siguen criterios de sostenibilidad.
Normativas ‘verdes’ en Europa
La transparencia y la divulgación son componentes fundamentales para aquellos fondos que quieran ceñirse a estas normativas. En líneas generales, deben estar alineados con el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR), la Taxonomía de la Unión Europea (UE) y las actualizaciones en MiFID II, entre otras.
El Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFR) es una de las regulaciones más relevantes y exige a las entidades que divulguen cómo integran los riesgos de sostenibilidad en sus decisiones de inversión y en sus procesos de asesoramiento. Los productos financieros se clasifican según el SFDR en tres categorías: Artículo 6 (consideraciones ASG estándar), Artículo 8 (promueve características ESG) y Artículo 9 (objetivo de inversión sostenible).
La Taxonomía de la UE es más amplia y no se limita solo a los fondos de inversión, pero también es importante en cuanto a la clasificación de inversiones ESG, ya que define lo que se considera una actividad económica sostenible y ayuda a determinar cuando una inversión pueden clasificarse como sostenible según los estándares de la Unión Europea.
La MiFID II, aunque no es una normativa ESG específica, ha sido actualizada para incluir consideraciones de sostenibilidad. Requiere que los asesores financieros y gestores de fondos consideren las preferencias de sostenibilidad de sus clientes al recomendar productos de inversión, lo que ha llevado a una mayor integración de estos criterios ESG.
ESG y retornos positivos
En su compromiso con las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza, las gestoras también reconocen el impacto significativo que estos factores pueden tener en el rendimiento financiero de las inversiones a largo plazo. Y aunque existe todavía alguna sombra de duda con respecto a los riesgos de sobreprecio en los activos sostenibles que puedan derivar del exceso de concentración, de acuerdo con el informe de Inverco, es posible posicionarse en vehículos de inversión con sesgo verde y, además, obtener rentabilidades positivas que pueden incluso marcar los dos dígitos.
Dos buenos ejemplos son los fondos Mapfre AM Inclusion Responsable y Mapfre AM Good Governance, de la gestora Mapfre Asset Management. Los dos fondos tienen un track record positivo no solo en 2023, sino también a más largo plazo. El Mapfre AM Inclusión Responsable cerró el pasado año con un retorno del 22%, mientras que se anota unas ganancias anualizadas del 8%. El Mapfre AM Good Governance cosechó una rentabilidad del 17,6% en 2023 y a tres años se mantiene con signo positivo, con un rendimiento anualizado de más del 5%. “Hemos conseguido demostrar que la rentabilidad sostenible no está reñida con la financiera”, comenta Eduardo Ripollés, director de Negocio Institucional y Ventas de Mapfre AM.
Una performance positiva que ha atraído a los inversores en estos últimos años. Mapfre AM Good Governance, fondo de renta variable global centrado en inversiones que fomentan el buen gobierno corporativo, se lanzó en 2017 y ya atesora un patrimonio de más de 120 millones de euros. Por su parte, Mapfre AM Inclusión Responsable, que se comercializa desde 2019 y fue pionero en el mundo en su criterio promover la inclusión social y laboral de personas con discapacidad a través de sus inversiones, ya supera los 40 millones de activos bajo gestión. “Nuestros inversores saben que el equipo gestor es bueno, que ambas gestoras trabajamos en equipo y que nuestra metodología funciona y que la base de datos se actualiza de manera recurrente en los distintos comités de inversión”, añade Ripollés.
Ficha técnica
Mapfre AM Good Governance
Con un riesgo de cuatro sobre siete (según consta en el DFI del producto), el enfoque de este fondo se traduce en la identificación y apoyo a empresas que adoptan prácticas transparentes, éticas y eficientes en la toma de decisiones. Además, también considera criterios ambientales y sociales a la hora de componer su cartera.
Por definición, invierte al menos el 75% de su valor neto en acciones de empresas cotizadas con buenas prácticas de gobernanza corporativa, sin restricciones geográficas y buscando la diversificación por sectores. A fecha 31 de diciembre de 2023, el porcentaje de acciones en cartera ascendía a más del 95%. Europa concentra el 55,3% de la asignación de activos, porcentaje donde a la zona euro le corresponde el 20,2%y a Reino Unido, el 18,49%. Estados Unidos engloba el 44,67% restante. En cuanto a sectores de actividad, la asignación más significativa se ubica en los sensibles al ciclo, con un peso especial de la tecnología (el 26% del total). De los cíclicos, servicios financieros es el sector donde tiene una mayor exposición (el 16%), mientras que de los valores defensivos, consumo y salud cuentan con una exposición similar. Las diez mayores posiciones suponen el 38,66% de los activos: en el top cinco están Microsoft, Adobe, NN Group, ASML y la finlandesa Neste.
El fondo obtuvo las 5 estrellas de Morningstar en mayo de 2023 y Mapfre AM está trabajando para clasificarlo como Artículo 8.
Mapfre AM Inclusión Responsable
Centrado en la inclusión laboral de personas con discapacidad y en la inversión en empresas con altos estándares éticos y financieros, este fondo de renta variable sigue una metodología única en el sector, realizando un análisis exhaustivo de un universo de empresas europeas y seleccionando solo aquellas con una fortaleza financiera ya consolidada. El objetivo es obtener rentabilidades por encima del mercado -el índice de referencia para comparar rentabilidades es el Euro Stoxx 50 Net Return-, al mismo tiempo que contribuye en la inclusión al mercado laboral de personas con discapacidad.
La gestión del fondo establece que alrededor del 90% del activo neto estará invertido principalmente en renta variable de sociedades cotizadas en países de la zona euro: a 31 de diciembre de 2023, este porcentaje se eleva al 86,62%.
La asignación por sectores se divide principalmente en tres categorías: cíclico (26,19%), sensible al ciclo (59,46%) y defensivo (14,35%). Dentro de estos, los sectores más destacados son industria (29,30%), tecnología (20,01%) y consumo cíclico (13,39%). Las diez mayores posiciones representan el 42,67% de los activos del fondo e incluyen a ASML, L’Oreal, Deutsche Telekom o Capgemini.
Este producto está enmarcado dentro del Artículo 8 y calificado como ‘Inversión Socialmente Responsable’ (ISR). Además, cuenta con 3 estrellas en el rating de Morningstar, que toma en cuenta la rentabilidad ajustada por el riesgo de un determinado fondo en comparación con su categoría, según los datos de los tres años previos.