La inflación y la crisis energética se ceban con la industria manufacturera en Europa
Redacción Mapfre
La industria manufacturera en Europa pasa por uno de sus peores momentos. El índice de gestores de compra (PMI) de la eurozona cayó en octubre hasta los 46,4 puntos desde los 48,4 del mes anterior, lo que supone la peor lectura en casi dos años y medio. El índice final de producción del sector también alcanzó niveles mínimos no vistos desde el estallido del Covid; según las empresas, la baja demanda de los clientes es lo que explica esta parálisis. Del lado de las exportaciones el escenario no es mejor pues la incertidumbre geopolítica, la alta inflación y el debilitamiento de las condiciones económicas en todo el mundo han limitado el gasto.
De todos los miembros de la zona euro, el sector manufacturero de España es el que presenta los peores resultados, con un índice que se situó en los 44.7 puntos en octubre. Le siguió de cerca Alemania, que también sufrió un desplome no visto desde 2020 tanto en la producción como en los nuevos pedidos. La tendencia, por desgracia, es muy probable que continúe. Ismael García Puente, gestor de inversiones y selector de fondos de MAPFRE Gestión Patrimonial, cree que en los próximos meses las cifras serán aún peores como consecuencia de los costes energéticos y el endurecimiento de la política monetaria.
El pronóstico de García Puente está justificado. Esta semana la FED anunció un alza de 0,75 puntos básicos por cuarta vez consecutiva, situando los tipos en máximos de 2008. En cualquier caso, la subida tendrá un efecto retardado en la economía, por lo que el analista espera que los bancos centrales hagan una pausa y tomen una postura menos agresiva en los próximos meses. Todos los países están en un proceso de normalización de la política monetaria, pero la Unión Europea y Estados Unidos se encuentran en puntos distintos debido a que en el primer caso se intenta atajar una inflación de oferta y en el segundo una de demanda.
Según García Puente, el escenario más complejo lo afronta el BCE porque su estrategia para atajar la inflación choca directamente con las medidas diseñadas por los gobiernos europeos, que no dejan de aumentar el gasto público y fiscal. Debido a esto, y a pesar de que los bancos centrales han autoimpuesto un estancamiento económico, es poco probable que el continente consiga en el corto plazo reconducir la inflación hasta su objetivo del 2%. Hasta ahora la tasa de inflación sigue sorprendiendo al alza. En octubre se disparó hasta el 10,7% en la zona euro, lo que sigue empujando a la baja los activos de renta fija.