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Invertir en fútbol europeo: Buffett vs Sotheby's

Sep 12, 2023

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

Luis García, gestor del fondo MAPFRE AM Behavioral Fund

 

De todos los mercados del mundo, el de la propiedad de clubes de fútbol europeo es quizás el único en el que conviven los “inversores en valor” y los “cazadores de trofeos”. Los primeros, con Warren Buffett como máximo representante, basan sus decisiones en el valor fundamental de los activos. Es decir, su capacidad para generar flujos de caja para el accionista. Los segundos, a los que normalmente encontramos en subastas de obras de arte y otros objetos coleccionables, persiguen otro tipo de valor: el emocional.

De hecho, los cazadores de trofeos no son inversores como tal, si nos ajustamos a la definición de Benjamin Graham, precisamente el padre de la inversión en valor. Graham, en su obra maestra “El Inversor Inteligente”, definía la inversión como una operación que, tras un análisis exhaustivo, ofrece un margen de seguridad y un rendimiento adecuado. Algo que parece no corresponder a los que compran un activo por puro valor sentimental o por la expectativa de que otro comprador acabe pagando en unos años un precio todavía más alto.

Pues bien, estos dos tipos de actores del mercado financiero normalmente pescan en ríos diferentes y no suelen coincidir en ningún mercado. Con la única excepción, al menos en mi conocimiento, del mercado de propiedad de clubes de fútbol europeo en los últimos años, o quizás incluso meses. Para ser justos, habría que bajar un poco más al detalle y apuntar que, si bien ambos han entrado recientemente en este mercado, lo han hecho, muy claramente, en segmentos o nichos totalmente diferenciados.

Los “cazadores de trofeos” (algunas grandes fortunas estadounidenses, fondos soberanos de Oriente Medio…) se han centrado, como no podía ser de otra manera, en aquellos activos que ofrecen más brillo. Los clubes que pelean por los títulos y cuyos palcos están repletos de empresarios, políticos y celebridades. El caso más sonado quizás haya sido el del Chelsea, equipo glamouroso del norte de Londres, por el que sus nuevos propietarios han pagado un múltiplo de once veces sus ingresos actuales (ojo, todavía lejos de los múltiplos en los que se mueven las franquicias deportivas norteamericanas).

Por el contrario, los “inversores en valor”, entre los que nos encontramos nosotros, se han decantado por clubes que ya generen flujo de tesorería positivo o que puedan hacerlo con algunos cambios en su gestión empresarial. Desde nuestro fondo, centrado en compañías cotizadas en bolsa, somos accionistas minoritarios del Borussia Dortmund alemán (cuya capitalización de mercado actual, por ejemplo, implica un múltiplo cercano a tan sólo una vez sus ingresos actuales) y del Ajax de Ámsterdam holandés. Y lo fuimos en el pasado del Olympique de Lyon, hasta la adquisición del club por parte de un nuevo grupo inversor.

Ahora bien, una vez detectada esta anómala situación de convivencia de ambos tipos de agentes en este mercado, lo razonable es preguntarse cuál será el efecto en los precios de los activos. En un primer momento, lo natural sería pensar en efectos indeseados, con un incremento artificial de los precios de las acciones de los clubes, ante la llegada masiva de nuevos compradores. Sin embargo, precisamente por la completa separación entre nichos de mercado que explicábamos anteriormente, el resultado está siendo (y quizás continúe siendo) bastante diferente.

Para entenderlo bien, podemos recurrir al concepto, a veces utilizado en política, de las “economías de derrame” o el “efecto goteo” (“trickle-down economics”). Los defensores de este tipo de políticas económicas argumentan que, el hecho de favorecer (fiscalmente, por ejemplo) a los agentes con mayor riqueza o a las grandes empresas, acabará impulsando la actividad empresarial y beneficiando, de manera multiplicada, a la sociedad en general en el largo plazo.

Algo similar es lo que nos estamos encontrando en el fútbol europeo, en nuestra opinión. Los “cazadores de trofeos” están pagando grandes sumas de dinero por hacerse con la propiedad de los mayores clubes, pero también inyectando notables cantidades de capital que estos equipos acaban gastando en el mercado de fichajes. ¿Y quién se beneficia del incremento de los precios de las transferencias de los jugadores?

Exacto. Clubes como el Borussia Dortmund, el Ajax de Ámsterdam, el Olympique de Lyon y otros, que son netamente vendedores de jugadores y que se han especializado en detectar talento que incorporan a precios muy bajos (sin la competencia de los equipos de primera línea, que necesitan jugadores ya más contrastados en el primerísimo nivel). El tipo de clubes que, en ocasiones, son propiedad total o parcial (como es nuestro caso) de los “inversores en valor”.

Pero, por último, ¿qué está pasando con el precio de las acciones de estos clubes “vendedores” y generadores de caja? Los “cazadores de trofeos” todavía no han entrado en la puja por su propiedad, lo que ha hecho que su precio no se haya inflado de manera artificial. Más bien al contrario, sus acciones siguen cotizando a niveles similares a los que vimos durante la pandemia. Muy por debajo, en nuestra opinión, de su verdadero valor fundamental. Lo que hace que los veamos como una interesante oportunidad de inversión.

Más aún en un contesto en el que el dinero que está entrando en la parte alta de la pirámide del mercado de clubes de fútbol europeos (el tramo del río en el que pescan los “cazadores de trofeos”), está haciendo que los equipos netamente “vendedores” aumenten sus ingresos por traspasos de jugadores. Pero no sólo eso, sino que un mayor interés global por el fútbol también genera otra serie de dinámicas positivas para el sector en general, que probablemente hará crecer otras fuentes de ingresos de los clubes, como son los ingresos televisivos.

El mercado de acciones de clubes de fútbol cotizados en bolsa es, en nuestra opinión, quizás uno de los más ineficientes del mundo en estos momentos. Las divergencias entre los precios y los fundamentales económicos son difíciles de explicar. ¿Por qué las acciones de un club como el Borussia Dortmund, con una capitalización de mercado de unos 450 millones de euros, apenas se han movido con el anuncio de que el traspaso de Jude Bellingham generará un impacto positivo en el beneficio operativo de unos 75 millones? Los mercados pueden volverse ineficientes durante un tiempo (incluso durante mucho tiempo), pero en rara ocasión continúan siéndolo para siempre, ya que son muchos los inversores en busca de la oportunidad.

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