Semana de caídas en los principales índices tanto de bonos como de acciones, tras las declaraciones ante el Congreso de Jerome Powell, presidente de la FED, en relación a la necesidad de mantener el ciclo de subidas de tipos para doblegar la inflación, sobre todo, la subyacente, la cual continúa resiliente.
El gran susto inflacionario post-Covid parece estar ahora entrando definitivamente en su etapa final, aunque la inflación subyacente sigue en niveles bastante altos.
La evolución del índice del S&P500 esconde la realidad de un mercado bursátil menos boyante de lo que parece dado que solo un 28% de las compañías del índice han obtenido más rentabilidad que el propio índice.
La erosión de los salarios reales parece estar estabilizándose en Europa, tras un 2022 marcado por las caídas.
La moderación de las tasas de inflación en Estados Unidos han dado esperanza a los inversores sobre la posibilidad de ver recortes de tipos de interés este mismo año, lo que a su vez ha impulsado la cotización del S&P 500.
De las empresas del S&P que han presentado resultados, el 78% ha informado de un BPA por encima de lo esperado por los analistas, que queda por encima del promedio de 10 años del 73%.
El debate de la desdolarización se ha abierto de nuevo estos últimos meses, al mismo tiempo que el yuan duplica su presencia en los intercambios comerciales entre países y las negociaciones entre China, India, Sudáfrica, Rusia y Brasil para crear una moneda con la que comerciar entre sí.
La renta fija y la renta variable volvieron a niveles de volatilidad similares al periodo de antes de la quiebra de SVB, en una semana marcada por la presentación de resultados empresariales.
Los mercados han reaccionado con subidas al dato de inflación de Estados Unidos, que se situó en 5%, a pesar de que sigue resistente por el componente de los servicios.