La inflación ya recoge los efectos de la guerra: alcanza máximos de 1985
Redacción Mapfre
Esta semana se han conocido dos datos importantes acerca del nivel de precios: mientras que la inflación en la Eurozona sigue desbocada (7,4% en marzo), el IPC de nuestro país ha alcanzado el 9,8%, en cotas máximas de 1985 y muy cerca de los dos dígitos que muchos analistas habían previsto para este mismo mes. La previsión actual respecto a estos datos para los próximos meses es que sigan el curso alcista que llevan arrastrando desde hace varios meses y que se ha agravado con el conflicto en Ucrania. No obstante, Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, cree que estos números “están dentro de lo esperado” y que la tendencia, apoyada por factores exógenos, se mantendrá por ahora: “Las materias primas, los metales y, además, los alimentos, van a empujar a la inflación hacia arriba”.
La subida de los precios está teniendo, por el momento, un impacto importante sobre la renta disponible que no se está traduciendo en una mejor capacidad adquisitiva. Dicho esto, el experto añade que esta situación está suponiendo también “un lastre sobre los márgenes empresariales”. “Si el ciudadano medio no ve aumentada su renta a la par que los precios, su capacidad de compra se ve reducida, por lo que se traslada a las cuentas de las compañías”, explica Alberto, que apunta además que esto “genera incertidumbre en las decisiones de los individuos”.
Como consecuencia, la actualización de los datos de inflación en España ha vuelto a poner sobre la mesa la idea de una posible estanflación, un escenario de elevada inflación y de crecimiento muy bajo, nulo o incluso negativo. Por el momento, y pese a las revisiones a la baja en las expectativas de crecimiento, las cifras siguen siendo suficientemente altas (se espera, por ahora, un avance de en torno al 4-5% para este año) como para no entrar en pánico. De hecho, Ismael García Puente, gestor de inversiones y selector de fondos en MGP, cree que, teniendo en cuenta la curva de los bonos, se pueden disipar las dudas de una posible recesión: “El tramo largo (bono a diez años) depende más del crecimiento, por lo que en un contexto de recesión deberían estar bajando, y no es el caso”.
Estos ajustes en las previsiones para la economía española mantienen, según el economista, “una tensión diferencial positiva respecto a otros países de la Unión Europea”, donde la situación de guerra está teniendo un efecto más negativo sobre las relaciones comerciales de, por ejemplo, Alemania (y donde se están rebajando las previsiones de forma más acelerada)
Las bolsas recuperan niveles pre-guerra, ¿es momento de entrar?
Sin embargo, todos estos datos macroeconómicos no están haciendo perder la postura de las bolsas, que encadenan ya dos semanas en verde, recuperando el terreno perdido desde el 24 de febrero. En este sentido, y pese a contar con riesgos añadidos como “la guerra, los bancos menos acomodaticios y la crisis de suministro”, el IBEX35 está más pendiente de otros factores, como el nivel de liquidez o la conexión con Latinoamérica por su actividad.
En momentos de subidas como este, los inversores pueden sentirse atraídos por la renta variable. Concretamente, esta semana comenzarán los cierres del trimestre, que podrían apuntar hacia un rebalanceo de las carteras hacia posiciones más defensivas. Estos movimientos vendrían, según Ismael, de “un flujo del dinero de los bonos hacia la renta variable como única alternativa” a este contexto de volatilidad. De hecho, aunque en situaciones similares la respuesta más lógica sea acudir al mercado de bonos o al oro, Alberto ve que “acudir de forma seleccionada a las bolsas en este momento” es un buen refugio. “Se pueden comportar bien en un contexto de ‘aterrizaje suave’ (tal y como se está planteando en Estados Unidos), e incluso puede convertirse en una estrategia más segura de lo que era antes”, aclara Matellán.
Pese a todo esto, la decisión de entrar o no en este momento no depende únicamente de la situación de los mercados, sino también del plazo de inversión. “Si pensamos con un periodo de seis-ocho años, es buen momento. La RV ha funcionado generalmente bien en periodos de inflación. Mientras eso no afecte a la demanda, podemos ver compañías europeas válidas en este entorno”, aclara Ismael García Puente, aunque recuerda que, si el horizonte del inversor es más reducido, este podrá, como alternativa, “balancear las carteras o incluso acudir a las suscripciones periódicas”.