¿Inflación o crecimiento? La eterna dicotomía tiene respuesta
Redacción Mapfre
“Estamos lejos de unos tipos en los que veamos a la inflación volver al objetivo del 2%”. Estas palabras de Christine Lagarde, tras el anuncio de la subida de tipos del Banco Central Europeo, daban a entender no solo que seguirá habiendo nuevas subidas en las próximas reuniones, sino también que el nivel de precios sigue siendo la principal prioridad del organismo.
La misma frase despejaba, por tanto, las dudas de la cuestión entre ‘inflación o crecimiento’. Esta dicotomía, que lleva presente desde el inicio del conflicto en Ucrania, sigue también su estela por Estados Unidos, con un IPC del 8,1% y una inflación subyacente algo preocupante (en la última actualización, correspondiente al mes de agosto, subió cuatro décimas, hasta el 6,3%).
Como ha explicado en otras ocasiones Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, los factores del crecimiento a ambos lados del Atlántico son bien distintos: mientras que la potencia norteamericana encuentra en su propio país (shock de demanda) el origen de su espiral inflacionista, Europa (con signos de presión interna, pero más suave que en EE.UU.) mira al precio del gas y, básicamente, a la oferta externa de materias primas y energía. De hecho, la banquera central reconocía, con tono sarcástico, que "no puedo reducir el precio de la energía, no puedo convencer a un gran actor mundial (aludiendo a Rusia) de que reduzca el precio del gas, no puedo reformar el mercado eléctrico". Aun así, el economista comenta que “es más posible que la inflación se de la vuelta antes en el Viejo Continente que en Estados Unidos”.
El crecimiento, con esto, queda en un segundo nivel. Sin embargo, no deja de ser una preocupación. ¿Han aumentado los riesgos de recesión? Francia, por ejemplo, ha anunciado que la ralentización económica el año próximo será más pronunciada de lo que había anticipado tras reducir su previsión del PIB cuatro décimas, hasta el 1%; Alemania, sin embargo, encara unos meses más oscuros: los expertos apuntan una ralentización del crecimiento, que alcanzaría el 0,3%; y en España, por su parte, el 86,7% de las empresas ve un importante riesgo de recesión y el consenso de Bloomberg anticipa un crecimiento del 1,8% en 2023 (un dato que, según Matellán, no es del todo optimista en este momento pero que “todavía es compatible con la creación de empleo).
En la zona euro, además, se espera un crecimiento del 0,8%, lo que confirma la tendencia de los países miembros: las expectativas de crecimiento se están revisando a la baja. Con las dudas de si llegará finalmente para este año una eventual recesión, aclara que poco a poco se irá poniendo en precio “tanto en acciones como en bonos”. No obstante, el experto remarca que “el bajo crecimiento no cambiará la perspectiva de los bancos centrales”. Para ello, agrega, “tendrían que ver una bajada importante de la inflación”.
Aunque con diferencias notorias entre las distintas regiones, Europa afronta la ardua tarea de combatir la inflación (y llevarla al entorno del 2%) y al mismo tiempo evitar los daños colaterales (que nacen de las decisiones en materia monetaria) sobre el crecimiento y, por ende, la economía.