¿Cuáles son los nuevos activos refugio?
Redacción Mapfre
El panorama es más incierto de lo que los inversores preveían hace pocos meses. Una guerra en Europa del Este, iniciada por Rusia, ha levantado las previsiones del consenso de analistas respecto al ritmo de recuperación, la inflación o la propia política monetaria para controlar dicho nivel de precios. El temor en los mercados es tal que nadie se atreve a entrar con la seguridad con la que se entraba antes y eso genera incertidumbre y, como consecuencia, volatilidad.
Son, en este caso, los bancos centrales los que están enfocados en hacer todo lo posible para que la inflación vuelva a niveles sostenibles, en torno al 2%. Las medidas llevadas a cabo van, según apunta Javier de Berenguer, analista de mercados financieros de MAPFRE Gestión Patrimonial, “en el camino inverso al famoso QE observado en los últimos 10 años”: “Estas son una fuerte retirada de dinero del mercado y de la economía y presumibles subidas de tipos al nivel neutral que consigan frenar la demanda (vía crédito y vía ahorro) y, por tanto, enfriar la economía en su conjunto”.
A esto último suma el experto un menor poder adquisitivo de las familias, “conducido por el aumento generalizado de los precios y la reducción en los niveles de ahorro logrados durante los confinamientos”, lo que ha llevado a una mayor aversión al riesgo.
Como consecuencia, este miedo se ha trasladado a los mercados. Y es que son ya varias las semanas en las que la renta variable no deja de dar sorpresas tanto en el continente europeo como en el americano. En Estados Unidos, los expertos ya asumen que los principales índices han entrado en un entorno bajista tras encadenar varias semanas consecutivas en rojo. Por su parte, los selectivos del Viejo Continente siguen muy condicionados por factores externos como el suministro energético o las disrupciones en la cadena de suministros.
Pero es que la renta fija, el activo refugio por antonomasia, lleva un 2022 con los perfiles más cautos que no terminan de creérselo: las posiciones más defensivas se han dejado en lo que llevamos de año más de un 10%, siendo este uno de sus peores comienzos de año, si bien desde el anuncio de la subida de tipos por parte de la Reserva Federal (que ve, además, cómo la inflación está cerca de moderarse) han aparecido algunos brotes verdes en esta clase de activos. Aun así, ningún producto está a salvo del tsunami de los últimos meses.
Los inversores más prudentes, en este contexto, se encuentran en la búsqueda de activos que, además de generar rentabilidad, sean resilientes frente a los distintos riesgos que puedan inestabilizar al mercado.
Bonos soberanos “core” (Alemania y Estados Unidos)
En este momento, son el activo refugio por excelencia y donde los inversores tienden a refugiarse en entornos de mercado negativos “por su gran probabilidad de pago y nivel de liquidez”, afirma Javier de Berenguer. Reconoce, además, que los bonos “han sufrido ya mucho durante estos últimos meses” y, aunque no podamos vaticinar el futuro, “a estos niveles de rentabilidad comienzan a aportar cierta descorrelación con la renta variable”.
Asimismo, a parte de los bonos soberanos americanos y alemanes, considerados “core”, dentro de la clase de activos de renta fija añade, también, “la protección a través de bonos corporativos de alta calidad crediticia con vencimientos cercanos”.
Divisas fuertes
En el terreno de las divisas, el dólar es la moneda de referencia en el comercio y en los mercados financieros. A lo largo de este año, debido a la rápida decisión de la Reserva Federal a la hora de retirar masa monetaria de la economía y de los mercados, y pese al gran abanico de riesgos que azotan a las grandes economías, el billete verde “se ha revalorizado con fuerza, llegando incluso a teorizarse sobre un posible cambio a la par con el euro”, explica el analista de MGP.
Sin embargo, afirma que esta senda del dólar “va a depender mucho de cómo se comporte la economía a ambos lados del Atlántico y, principalmente, en qué región la inflación se mantendrá más alta por mayor tiempo, lo que obligaría al banco central de turno a actuar con mayor dureza”.
Históricamente, otras divisas han aportado seguridad al inversor en entornos económicos inciertos. Para Berenguer, estos podrían ser, en este contexto, “tanto el yen japonés como el franco suizo”.
Oro
Reconocido como el representante más fiel de los denominados “activos reales”, el experto añade que el oro es también utilizado como refugio por parte de los inversores. Su mayor inconveniente, reconoce, “podría ser el hecho de que no paga rentas ni genera flujos y que su única fuente de beneficios proviene de la revalorización del precio del activo”.
Renta Variable
Activos como el anteriormente mencionado o la renta variable no están exentos de volatilidad. Para este segundo, aunque cuente con un mayor riesgo, también existe cierto refugio dentro de esta clase de activos: en este caso, hablamos de los sectores defensivos: “Bienes de primera necesidad, Salud y Servicios públicos, por ejemplo”, apunta Berenguer.
La selección de estos sectores no es casualidad. Y es que están compuestos por compañías que tienen en común las siguientes características:
- Demanda Inelástica: La demanda permanece estable independientemente del precio final.
- Ingresos estables y más predecibles.
- Como consecuencia de los dos puntos anteriores, y de la fase de madurez avanzada en estos sectores, suelen contar con mayor rentabilidad por dividendo.
En el entorno actual de incremento de costes financieros, el analista incluye, además, empresas que cuentan con “fuertes márgenes, bajos niveles de endeudamiento y una posición de fuerza en su sector, que les habilita para traspasar la subida de costes al precio final”. “Estos pueden servirnos de cobertura ante caídas en el mercado”, agrega.
Sin embargo, recuerda que “el mejor amigo del inversor es el largo plazo”. Al contrario de lo que se suele pensar, explica que “es la mejor cobertura contra el riesgo y nos ofrece una mayor probabilidad de ganancias y una menor probabilidad de pérdidas”. Pero esto se cumplirá, según el experto, siempre y cuando se cuente con una cartera suficientemente diversificada y ajustada al perfil de riesgo de cada inversor.