Growth vs. value en diferentes entornos de tipos de interés
Redacción Mapfre
Jonathan Boyar, director de Boyar Value Group y asesor del Forgotten Value Fund de MAPFRE AM
La mayoría de los consumidores son muy conscientes del efecto que los tipos de interés, tanto a corto como a largo plazo, pueden conllevar para sus gastos. Los consumidores con deudas en tarjetas de crédito pagan intereses en función de los tipos de interés a corto plazo (además de otros factores, como la calificación crediticia de la persona). Los rendimientos de las hipotecas a 30 años, el producto hipotecario por el que opta de forma preferente casi el 90% de los compradores de viviendas en Estados Unidos, siguen a nivel general la evolución de los tipos del Tesoro estadounidense a 10 años.
Sin embargo, puede que algunos inversores no estén tan familiarizados con la forma en la que afectan los tipos de interés a las acciones, sobre todo a la hora de sopesar las diferencias entre las acciones 'value' o valor y las 'growth' o de crecimiento. A nivel general, las acciones de crecimiento se comportan relativamente mejor en entornos con tipos de intereses bajos, mientras que las de valor suelen llevar la delantera cuando los tipos del Tesoro a 10 años están em torno al 4%. Atendiendo a los datos históricos, la ecuación se equilibra aproximadamente cuando estos se sitúan entre el 3% y el 4%.
Este efecto de los tipos de interés sobre las acciones de valor frente a las de crecimiento tiene un sentido lógico: cuando los tipos son bajos, las empresas que se encuentran en fase inicial o de expansión tienen mayor disposición y capacidad de recurrir a los mercados de crédito para facilitar su crecimiento. Por el contrario, cuando los tipos de interés suben, el capital del que dependen muchas empresas en crecimiento (incluidas las que aún no son rentables) para financiar su expansión conlleva mayores costes. Además, el precio que los inversores están dispuestos a pagar por las acciones de crecimiento tiende a ser sensible a las expectativas de flujos de caja en el futuro, que se descuentan de forma más significativa en contextos con tipos de intereses más altos.
En respuesta a la elevada, y no tan transitoria, inflación, el agresivo ciclo de subidas de tipos de la Reserva Federal que comenzó en marzo de 2022, con 11 subidas de entre 25 y 75 puntos básicos cada una, llevó los tipos de los fondos federales del 0,25% al 5,5% en menos de un año y medio, el ciclo de subidas de tipos más acelerado desde la década de 1980. Durante este período, el rendimiento a 10 años se disparó desde menos del 2,5% y llegó a superar brevemente el 5,0% el pasado mes de octubre. No obstante, desde entonces, el rendimiento a 10 años ha sufrido un repentino retroceso, ya que la Reserva Federal ha dejado de subir los tipos de interés y las expectativas se han desplazado hacia recortes de los tipos de interés en el horizonte de 2024.
Nos parece poco probable que la Reserva Federal vuelva a períodos de tipos tan bajos como los que vivimos desde el final de la Gran Crisis Financiera y durante la pandemia de la Covid-19. El consenso actual entre la mayoría de los funcionarios de la Reserva Federal es que los tipos a corto plazo probablemente cerrarán 2024 en una horquilla del 4,5% al 5,0%, y ninguno de ellos prevé que los tipos a corto plazo se sitúen muy por debajo del 2,5%, incluso más a largo plazo. Mientras tanto, la normalización de los rendimientos a 10 años por encima del 3% (actualmente alrededor del 4,0%) parece apuntar a que, por contra de lo ocurrido en un largo período en el que el crecimiento superó al valor entre la Gran Crisis Financiera y la pandemia de la Covid-19, mientras los tipos eran históricamente bajos, las acciones de valor podrían estar preparadas para resurgir de forma duradera.