Giro de timón en la política monetaria
Redacción Mapfre
La recuperación económica a ambos lados del Atlántico ha venido acompañada de políticas monetarias más laxas del Banco Central Europeo y la Reserva Federal, ya sea a través de los programas de compra de deuda o del mantenimiento de los tipos de interés. La pandemia, en este sentido, provocó que se redujera ese margen de maniobra por parte de las instituciones monetarias. Pero ahora ha reaparecido el fantasma de la inflación, actualmente en niveles inéditos y que ha puesto de relieve la importancia de la crisis energética y los problemas de suministro en la configuración del nivel de precios.
Ante esta situación, tanto la Fed como el BCE o el Banco de Inglaterra han dado un giro de timón a sus políticas monetarias, con un cambio importante en sus guidance con subidas de tipos, como el BoE, o el anuncio de futuros cambios del dinero, como ha hecho el BCE, o la limitación de los programas de apoyo generalizada por todos ellos.
No obstante, pese a que la inflación sea un problema generalizado entre los países desarrollados, los factores que generan el alza entre las regiones son bien distintos. Según el último informe ‘Panorama Económico y Sectorial 2022’, elaborado por MAPFRE Economics, la cuestión en el continente europeo se debe fundamentalmente a factores exógenos “como el shock energético y los problemas de suministros globales, siendo los factores endógenos de carácter mucho más limitado”. De ahí que surja el debate sobre si el anuncio del BCE de ayer podría ser efectivo para anclar expectativas de inflación.
Por su parte, y con una inflación del 7% en Estados Unidos, estas presiones en los precios continúan dominadas “por el aumento de los costes de la energía, la demanda congestionada en bienes de consumo en detrimento de los servicios y los cuellos de botella cuya capacidad de oxigenación sigue siendo intermitente e incierta”.
El control del nivel de precios no ha dejado de ser una cuestión que deben abordar los principales bancos centrales. ¿Qué decisiones tomarán cada uno a lo largo de este año?
Reserva Federal
El organismo presidido por Jerome Powell, en su última reunión de diciembre, introdujo nuevos cambios en política monetaria, reduciendo las compras de activos en 30.000 millones de dólares mensuales. En cuanto a los tipos de interés, estos se mantuvieron sin cambios en el rango entre el 0% - 0,25%. Sin embargo, la Fed anunció hasta tres subidas de tipos para este año y otras tres para 2023.
A nivel macroeconómico, las estimaciones de crecimiento del PIB se mantienen estables, con ligeros cambios al alza (4,0% frente al 3,8% de septiembre) y a la baja en 2023 (2,2% frente al 2,5% anterior), anticipando una recuperación del nivel de desempleo hasta alcanzar el 3,5% para 2022-2023.
Con estas previsiones, y pese a que el impulso económico se vio afectado a lo largo del segundo semestre del año pasado, las bases para mantener una política monetaria acomodaticia parecen desvanecerse y dar paso a una senda de normalización. En este sentido, el informe del Servicio de Estudios apunta que, a medida que el volumen de compras de activos se reduzca y los tipos de interés aumenten gradualmente, habrá una mayor volatilidad en el corto plazo. “En este lapso, es esperable que, conforme ciertos cuellos de botella comiencen a disiparse y la tendencia en el consumo se desvanezca, el desajuste entre oferta y demanda tome una estructura más consistente”, añade.
A largo plazo, los expertos anticipan que “la situación económica parece favorable y que la Reserva Federal podrá continuar con su objetivo de alcanzar el tipo de interés neutral”, aunque se mantiene el riesgo de que una menor tolerancia a una inflación más alta lleve a generar daños estructurales a la economía americana.
Banco Central Europeo
"Las cosas han cambiado". Así lo afirmó Chistine Lagarde en la última reunión del BCE, lo que podría servir de indicador de cara a las próximas decisiones de la institución. Ya no solo por lo que pudo dejar entrever la presidenta del organismo (continuar con la hoja de ruta con respecto a la reducción en el ritmo del programa de compras de emergencia frente a la pandemia), sino por lo que no llegó a decir. En este sentido, la presidenta no descartó una subida de tipos para este año, algo que, desde el corto plazo, parecía descartado.
Aun así, el Banco Central Europeo ha decidido aplazar cualquier decisión al respecto para, como mínimo, el mes de marzo, momento en que se tendrán más datos económicos (afectados por los riesgos al alza). No obstante, ha aclarado que cualquier tipo de avance en la modificación de los tipos vendrá siempre y cuando haya terminado "la adquisición neta de bonos". Quien sí se ha adelantado en el giro de las políticas ha sido el Banco de Inglaterra, tras subir los tipos del 0,25% al 0,5%, y poniendo como objetivo el 1,5% para mediados de 2023.
En este escenario, las previsiones de crecimiento del PIB del Servicio de Estudios vienen acompañadas de una revisión moderada respecto a las anteriores estimaciones: “4,2% para 2022 y 2,9% el 2023 (frente al 4,9% y 2,1% anterior)”. Ante los datos más recientes del PMI y la mayor fragilidad del sector manufacturero, las próximas decisiones en materia monetaria podrían ser “más comedidas y flexibles, aunque acompasa la línea de fondo de la Reserva Federal de formular una menor acomodación en el futuro”, afirma el Informe Panorama.
Por el momento, y hasta que no se anuncien nuevos ajustes en los tipos de interés, la postura del BCE seguirá siendo acomodaticia, “garantizando la recuperación económica completa”. Sin embargo, y con vistas al largo plazo, el estudio sentencia que “la necesidad de cerrar la brecha abierta en los diferenciales de tipos de interés podría desembocar en un cambio de sesgo en la política monetaria de la zona euro más agresivo, no anticipado por los agentes y bajo asimetrías fiscales que podrían desencadenar en un posible evento de dominancia fiscal”.