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La endeble recuperación de la economía española: necesitamos reformas estructurales

May 9, 2024

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

Gonzalo de Cadenas Santiago, subdirector general de MAPFRE Economics

 

La economía global tiene ante sí un panorama complejo, marcado por el recrudecimiento de las tensiones en Oriente Próximo, el debilitamiento del crecimiento global, el envejecimiento poblacional, el desarrollo de nuevas tecnologías… Y España no es inmune a estos desafíos. Nuestro país pierde crecimiento potencial desde hace más de una década, algo que asociamos a una incapacidad de crecer y a un deterioro de la productividad, que suele ser la piedra angular de todos los puntos relacionados con la necesidad de reformas estructurales.

No obstante, en MAPFRE Economics hemos mejorado la previsión de crecimiento para España en 2024 hasta el 2,1% en la nueva edición de nuestro informe ‘Panorama económico y sectorial 2024: actualización de previsiones hacia el segundo trimestre’, frente al 1,4% que preveíamos en enero. La inflación cerrará el año en el 3,1%, para disminuir hasta el 2,2% en 2025, mucho más cerca del nivel objetivo fijado por el Banco Central Europeo (BCE).

El escenario base para esta actualización de previsiones sigue enmarcándose en una senda de desaceleración controlada por parte de los bancos centrales, fundamentales económicos que sostienen la lenta pero sostenida caída de la inflación y un mapa de riesgos que amerita tanto un extra de prudencia como el posible desacople hacia movimientos menos coordinados. Pero, en general, las perspectivas para la economía global se reafirman como ligeramente más positivas en términos de actividad, con una previsión para la economía mundial que mejora en 0,3 puntos porcentuales más en 2024 y no cambia en 2025.

Volviendo a España, y pese a lo positivo de esta mejora en las expectativas de crecimiento, tenemos mucho trabajo por delante en lo que se refiere al sistema de pensiones, la sostenibilidad fiscal, el mercado laboral, el sistema educativo, la protección social y la vivienda, entre otras.

El sistema previsional está en el punto de mira desde hace años, especialmente si tenemos en cuenta que el aumento de la esperanza de vida. En España, esta se sitúa ya en los 83,2 años de media, y las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan a que seguirá creciendo en los próximos años. Esta realidad hace que sea necesario apuntalar el tercer pilar del sistema de pensiones y fomentar el ahorro privado, asegurando la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones, al mismo tiempo que se mantiene el poder adquisitivo de las pensiones, se preserva la adecuación, protege contra la pobreza y asegura la equidad intergeneracional.

El plan llama a un diseño cuidadoso para mantener la sostenibilidad fiscal, con el objetivo de hacer el sistema tributario más equitativo, progresivo, sostenible y justo, con un énfasis en la tributación verde e incorporando una perspectiva de género. El objetivo es también aumentar los ingresos para apoyar la sostenibilidad de las finanzas públicas a medio y largo plazo.

En el mercado laboral, necesitamos reducir el desempleo estructural y juvenil, disminuir el uso de contratos temporales, mejorar la dualidad del mercado laboral, invertir en capital humano, modernizar la negociación colectiva y mejorar la efectividad de las políticas públicas.

En el Servicio de Estudios de MAPFRE estimamos que el paro se sitúe en el 11,3% tanto en 2024 como en 2025, un nivel mucho más alto que el de nuestros vecinos europeos. De hecho, España es el país con la tasa de desempleo más alta de la Unión Euorpea (UE) y de la OCDE, siendo la situación especialmente grave entre los más jóvenes.

Además, debemos modernizar el sistema educativo, mejorando la infraestructura educativa para crear un sistema más flexible e inclusivo adaptado a las necesidades de los alumnos e introduciendo nuevas técnicas de enseñanza y aprendizaje, incluida la educación digital.

En cuanto a la protección social, es necesario garantizar el apoyo de ingresos adecuado y la reducción de la pobreza considerando las necesidades estructurales de los grupos vulnerables. Urge abordar el problema de la vivienda, con medidas que deben dirigirse al apoyo de hogares decentes y adecuados, abordando la rehabilitación y mejora del stock de viviendas, mejorando la calidad de vida y asegurando un nivel suficiente de propiedad de alquiler asequible.

Estas reformas son consistentes con las recomendaciones específicas por país dirigidas a España en los últimos años, centrándose en mejorar el rendimiento del mercado laboral y los resultados educativos, mejorar la protección social y asegurar la sostenibilidad fiscal y del sistema de pensiones. Sin embargo, la implementación y efectividad de estas han sido mixtas, con algunas logrando progresos, mientras que otras han sido criticadas por falta de ambición o por potencialmente dirigirse en la dirección equivocada.

La Comisión Europea ha aprobado en su mayoría el progreso de España en la implementación de estas reformas, con algunas excepciones notando preocupaciones sobre las reformas de pensiones y su sostenibilidad. Es esencial abordar todos estos ámbitos y seguir trabajando en una senda de crecimiento sostenible, con visión de futuro y centrada en la mejora de la productividad, lastrada desde hace demasiado tiempo.

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