Elecciones en Estados Unidos: ¿qué esperar en los mercados y en la economía?
Redacción Mapfre
El próximo 5 de noviembre culmina el año electoral con las elecciones en Estados Unidos, en las que la actual vicepresidenta demócrata, Kamala Harris, se enfrenta al expresidente republicano Donald Trump. La renuncia del actual presidente, Joe Biden, introdujo dos elementos de incertidumbre: por una parte, podría cambiar la intención de voto de demócratas y republicanos, y por otra, las prioridades de Harris no tienen por qué corresponderse a las del actual presidente, con las que el mercado está más familiarizado.
“Aunque el análisis ideológico de los dos partidos sigue siendo útil, las personalidades de los candidatos introducen un alto grado de incertidumbre”, destaca Patrick Nielsen, subdirector general de MAPFRE AM. Tradicionalmente, el Partido Republicano representa la ortodoxia fiscal y quiere reducir la presión fiscal, mientras que el Partido Demócrata está más a favor de aumentar el gasto público, financiado con un mayor nivel de ingresos. “El elemento clave es el margen de acción que resulte de las elecciones. Si un partido gana la mayoría en ambas cámaras, el Senado y el Congreso, la probabilidad de un desempeño más forzado podría aumentar”, destaca Nielsen.
El subdirector general de la gestora añade que “cuando los mercados se enfrentan a un evento geopolítico, tienden a reaccionar de forma abrupta, exagerada”, pero considera que las elecciones son un caso distinto. “La razón es muy simple: los poderes ejecutivo y legislativo tienen la capacidad de modificar el entorno operativo de las compañías y también pueden impactar la demanda. Leyes, impuestos, regulaciones y estándares se traducen en costes y beneficios para las compañías. Ofrecen amenazas y riesgos en los productos y servicios existentes y futuros”, destaca Nielsen.
La política exterior, que sí podría tener algún efecto en los mercados, no parece estar entre las prioridades de los candidatos, que se están centrando en temas más domésticos. “Los choques con China y Rusia probablemente se mantengan y la tendencia hacia un entorno comercial más restrictivo también. Por su parte, Donald Trump no ha dicho mucho sobre este tema en sus intervenciones públicas, y aunque estas suelen parecer agresivas, su posición en el pasado ha sido más conciliadora”, señala Nielsen.
Otro tema candente es la transición energética: Trump ya ha anunciado que quiere revertir la regulación más reciente, mientras que el partido de Harris sigue defendiendo la descarbonización. Sea como sea, Nielsen recomienda no seguir especialmente de cerca las declaraciones ni las encuestas de intención de voto, que pueden dar lugar a error. “En el caso improbable de que se materialice un cambio el próximo 5 de noviembre, habrá que tomar decisiones, pero la prisa nunca es buena consejera”, insiste.
La salud de la economía estadounidense
La economía estadounidense cerró el primer semestre del año con un crecimiento anualizado del 2,8% después de haber crecido un 1,4% en los tres primeros meses del año. No obstante, Estados Unidos se enfrenta a un problema común en varias economías desarrolladas: la deuda pública y el déficit. De hecho, MAPFRE Economics identifica este problema como uno de los principales riesgos para la economía mundial.
“El propio FMI se ha sumado a estas advertencias al señalar recientemente la necesidad de un cambio de marcha en la política fiscal que garantice la sostenibilidad de la deuda. Con la vista puesta en EE.UU., no parece que ningún resultado electoral vaya a traer aparejado ese cambio de signo, bien sea por el lado del gasto o por el lado de los ingresos. Ninguna propuesta de los candidatos apunta en esa dirección”, destaca Eduardo García Castro, economista sénior de MAPFRE Economics.
García Castro añade que “un resultado dividido podría ser el escenario más conveniente en términos de déficit”. “De cualquier manera, y sea cual sea el resultado, es un tema que hay que abordar. De hecho, y en palabras del propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a principios de año, va siendo hora de tener una conversación adulta al respecto”, señala.
Volviendo a la política monetaria, la Reserva Federal (Fed) decidió en su reunión de septiembre bajar los tipos 50 puntos básicos (pbs) hasta el rango de 4,75%-5%, un giro a la baja que sigue al del Banco Central Europeo (BCE) y que ya había anunciado durante el simposio de Jackson Hole, celebrado el pasado mes de agosto.
El mercado de trabajo, uno de los indicadores seguidos más de cerca por el banco central, se había deteriorado durante el verano, pero en septiembre se crearon 254.000 puestos no agrícolas, por encima de los 150.000 esperados, en tanto que la tasa de desempleo cayó una décima hasta el 4,1%.
“Los miembros del Comité tomaron una decisión prácticamente unánime a favor del recorte de 50 pbs. Al mismo tiempo, ofrecieron una hoja de ruta hacia adelante con 50 pbs adicionales de recorte para lo que resta de año, 100 pbs menos para 2025 y 50 pbs para 2026, con una visión de largo plazo que, de nuevo, se estanca entre el 2,75% y el 3,00%, indicando que el tipo de interés neutral sea probablemente más alto que en el pasado”, destaca García Castro.
García Castro añade a su vez que la decisión no tiene nada que ver con la cercanía de los comicios. “La interpretación más profunda sugiere que esta decisión de política monetaria ha sido equilibrada y bajo la creencia de que, en el futuro, las piezas seguirán encajando, lo que podría dar lugar a cumplir con los sucesivos recortes”, señala.
¿Cuál es el impacto de las elecciones en otros mercados?
Javier Lendines, director general de MAPFRE AM, añade que, en el caso de Europa, los índices nacionales “suelen tener una diversificación razonable, por lo que resulta difícil prever una performance de un índice nacional muy diferente de un índice europeo”. “La positiva o negativa evolución de un sector queda en muchos casos compensada por la evolución de otros sectores”, añade
En el caso de la Bolsa española, sí ha registrado caídas más intensas en la jornada posterior a la celebración de los comicios: en 1996, con la victoria del popular José María Aznar, el IBEX 35 se desplomó el 5,22%, y con la del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, la caída fue del 4,15% en 2004. Los mercados sí valoran más positivamente la continuidad en Moncloa frente al cambio. Cuando Aznar fue reelegido, el selectivo cayó solo el 1,23%, y cuando se reeligió a Rodríguez Zapatero, el 0,29%.
No obstante, Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, defiende que el factor que más impacta en los mercados de renta variable son las expectativas de crecimiento y que, aunque la Bolsa “no es nada amiga de la incertidumbre”, el impacto más a largo plazo es prácticamente nulo. Además, comenta que, en una economía tan globalizada, “la política nacional de un país en concreto influye muy poco” salvo en casos particulares.