El conflicto no debe llevarnos por el momento a un cambio de cartera
Redacción Mapfre
Todas las miradas están puestas en el conflicto entre Israel y Palestina. Como todas las guerras de este calibre, lo más importante es el dramático impacto sobre las vidas humanas. Además, pueden tener efectos sobre el devenir económico y, por tanto, sobre los mercados financieros. Por el momento, según apunta Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, en Radio Intereconomía, “el impacto está siendo limitado”.
“Estos eventos, más allá de la tragedia humana, suponen un incremento de volatilidad que puede durar desde horas a varios días, mientras el mercado pone en precio el escenario al que se llegará. El escenario es incierto porque hay gente que piensa que convertirse en conflicto de gran escala y otros no, y esperemos que no. Si es así el impacto sería bastante limitado. Habría que ver derivaciones, en precios del petróleo, por ejemplo, porque las guerras son inflacionistas”, añade.
Por este motivo, según el experto, no supone un factor, por el momento, que nos debe llevar a pensar en un cambio en nuestra cartera: “Evidentemente, tenemos que estar alerta. Los conflictos geopolíticos, las guerras, atentados o catástrofes naturales generan un problema concreto, puntual, y con ello me refiero a que son limitados en el tiempo. Hay que ver si el conflicto supone un cambio fundamental en el devenir económico o no, y sólo en ese caso haría un cambio en la cartera. Por el momento, no tenemos información que apunte a eso”, explica.
Las guerras suelen ser inflacionistas por dos factores fundamentales, por el mayor uso de la energía y el mayor gasto público. Y esa presión sobre los precios llega en un momento en el que los bancos centrales se encuentran entre la espada y la pared, porque tienen que controlar la inflación sin mermar en exceso el crecimiento.
Según Matellán, no hay razones para un cambio en el tono del mensaje ni por parte de la Fed ni por el BCE. En el caso del banco europeo todavía tiene menos margen porque “los tipos reales no están positivos, sino cerca de cero, sobre todo si los calculamos con inflaciones a futuro” “Para que sea más laxo tenemos que ver que la inflación se modere de forma clara y el crecimiento se debilite más”, concluye el experto.