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El ‘efecto Trump’ sobre la economía mundial

Nov 7, 2024

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

La victoria de Trump, con mayoría republicana en ambas cámaras, anticipa que, durante los próximos años, viviremos una etapa más volátil en términos legislativos, de política económica, doméstica y exterior.

En los mercados financieros, los índices de Bolsa reaccionaron positivamente ante la rebaja de la incertidumbre electoral y un previsible entorno fiscal y comercial cíclicamente favorable para EEUU. El índice de volatilidad VIX desciende más de cinco puntos hasta el 15,6 a la vez que las bolsas (europeas) anotaban ganancias en general y los futuros de las bolsas estadounidenses subían más del 2% en respuesta a ese ‘risk on mood’. En la renta fija, los bonos estadounidenses subían rendimientos reflejando no solo posibles políticas fiscales expansivas (bajadas de impuestos corporativos), sino una previsible mayor inflación dada la prometida imposición arancelaria contra china y el resto del mundo.

En consecuencia, con diferenciales de tipos más elevados el dólar se ha apreciado hasta 1,07, aunque es previsible que vuelva a corregir y relajarse hasta niveles cercanos a la media del último mes. “Aunque aún muy preliminar, se aprecia un retorno de flujos de cartera a EE.UU. como consecuencia de todo lo anterior, que pesará tanto en las carteras europeas como emergentes. La intensidad dependerá de lo que de facto se implemente de la policía económica, comercial, exterior y domestica americana”, explican los expertos de MAPFRE Economics, el Servicio de Estudios de MAPFRE.

De todas formas, pese a esa celebración generalizada gracias al fin de la incertidumbre y políticas aparentemente más ‘pro mercado’, se abre un periodo de balance interno y externo en el que los inversores, los ciudadanos y otros países valoran las implicaciones a todos los niveles y, por este motivo, es conveniente pensar también a mayor plazo.

“A corto plazo, el resultado traerá volatilidad a las acciones europeas, particularmente en sectores fuertemente expuestos a los mercados estadounidenses, como bienes de lujo, tecnología y automóviles, ya que los aranceles y un dólar fuerte afectarían los márgenes de beneficio. A más largo plazo, las políticas de Trump, incluidos más aranceles y recortes de impuestos corporativos, y los efectos de su política exterior (mayores costes en defensa para Europa) podrían tener efectos permanentes en el tejido industrial europeo de consecuencias difíciles de valorar”, añaden.

En el medio plazo, sin embargo, la administración de Trump apunta a políticas nacionalistas que ofrecen privilegios a la economía doméstica y reducen compromisos internacionales, generando incertidumbre en los mercados y posibles tensiones a largo plazo en la economía y las relaciones internacionales. Los más evidentes serán el repunte de la inflación, con posibilidades de convertirla en algo estructural, un incremento de la insostenibilidad fiscal y una fractura comercial con efectos directos sobre el resto de mundo. Y, a la larga, habrá otros efectos indirectos sobre sobre EE.UU., que enfrentará un mundo con menor capacidad de crecimiento de largo plazo, mayor inflación y algunos desequilibrios.

La victoria de Trump, y el mantenimiento de la mayoría en el Congreso sí facilitarán la tarea gobernativa de acuerdo con su programa. Las políticas económicas y financieras de un país son una tarea de largo plazo, especialmente sus impactos, pero es de esperar que el 47º presidente de EE.UU. empiece a activar las medidas de su programa cuanto antes.

Y también es previsible, porque lo dice en sus discursos y entrevistas, que o Trump o el Congreso promuevan una revisión en los mandos, en las responsabilidades, y las obligaciones de las agencias de inteligencia, seguridad a las autoridades democráticamente elegidas, Congreso y Senado, máxime cuando han sido instrumentadas en contra de él políticamente.

El Servicio de Estudios de MAPFRE ha analizado en profundidad las consecuencias del resultado electoral desde el punto de vista de las diferentes políticas: fiscal y monetaria, comercial, migratoria y del mercado laboral, la política energética y la política exterior.

 

Política fiscal y monetaria

Con la victoria de Trump y una mayoría republicana en ambas cámaras, su Administración planea extender los recortes de impuestos de la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017 para impulsar el crecimiento económico. Su enfoque incluye reducir aún más el impuesto corporativo al 15% y derogar impuestos de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), buscando aumentar la inversión y la creación de empleo, pero no necesariamente en el marco de la transición energética y dejando pendiente de un hilo las decisiones de inversion extranjeras (europeas) que se derivaban de este, así como las decisiones de inversión de EE.UU. en sus socios comerciales americanos (México y Canadá).

“A corto plazo, es probable que los recortes de impuestos de Trump impulsen la inversión empresarial, la creación de empleo y el consumo, lo que llevaría a un crecimiento económico más rápido. Sin embargo, a largo plazo, estos recortes podrían aumentar el déficit federal y la deuda nacional, elevando potencialmente los costes de endeudamiento y limitando las opciones fiscales futuras”, señala MAPFRE Economics.

 

Política comercial

En lo económico, y en opinión del Servicio de Estudios de MAPFRE, lo más probable es la imposición de tarifas del 60% a China y entre 10% y 20% a los demás países. Si bien pueden ser medidas beneficiosas para EE.UU. a corto plazo, cualquier teoría del comercio internacional reconoce que en el largo plazo será punitivo tanto para EE.UU. como para el resto del mundo, al reducir el comercio y la actividad global, así como por añadir presión a la inflación importada. El consenso estima que en el largo plazo estas medidas pueden costar entre 20 y 60 puntos básicos del PIB. “Esta medida además conllevará con certeza a la retaliación de los países afectados, explican.

En cuanto a la Reserva Federal, “nos costaría creer que pudiera hacer grandes cambios sin un amplio consenso en el Congreso y Senado. Pero es previsible una injerencia similar a la vivida en el pasado”, concluyen.

 

Política migratoria y del mercado laboral

La política migratoria de Trump, basada en un enfoque estricto hacia la seguridad fronteriza, probablemente “se enfoque en reducir la inmigración ilegal y deportar a los inmigrantes indocumentados involucrados en actividades criminales”, indican en MAPFRE Economics. Esto podría incluir mayores recursos para la seguridad fronteriza, restricciones más estrictas de visados y limitación de vías de asilo.

Aunque las deportaciones masivas son poco probables, una política focalizada podría reducir significativamente la disponibilidad de mano de obra inmigrante en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, donde los trabajadores indocumentados actualmente representan una parte considerable de la fuerza laboral. Esto conducirá a un mayor tensionamiento del mercado laboral con consecuencias sobre la oferta, el potencial de crecimiento y sobre la inflación, que aumentará adicionalmente.

 

Política energética

Bajo la administración de Trump, la política energética probablemente se centrará en gran medida en expandir la producción de combustibles fósiles, priorizando la independencia energética sobre las regulaciones ambientales. Las medidas clave incluirían aumentar el arrendamiento de tierras federales para la perforación de petróleo y gas, eliminar restricciones a la contaminación y reducir los subsidios para las energías renovables introducidos por la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).

Al agilizar las aprobaciones ambientales, la Administración busca estimular el crecimiento inmediato en el sector energético, crear empleos y reducir los precios de la energía doméstica. Sin embargo, este enfoque podría reducir la competitividad de EE. UU. en el mercado global de energías limpias a largo plazo, a medida que las inversiones se desplacen hacia fuentes de energía tradicionales.

 

Política exterior

Bajo la nueva administración de Trump, Estados Unidos probablemente adopte un enfoque más unilateral en la política exterior, con una menor participación en organizaciones multilaterales como las Naciones Unidas, la OTAN y la Organización Mundial del Comercio. Trump ha criticado constantemente a estas organizaciones por lo que percibe como una dependencia injusta de los recursos estadounidenses y ha defendido una postura de “América Primero”. Su Administración podría presionar a los aliados para que aumenten sus contribuciones a la defensa colectiva, especialmente dentro de la OTAN, e incluso reconsiderar los compromisos de EE.UU. si no cumplen otros países con estas demandas.

Con respecto a la guerra en Ucrania, la Administración de Trump probablemente adopte un enfoque más cauteloso y limitado en términos de participación de EEUU. Trump ha expresado anteriormente su renuencia a proporcionar una ayuda militar extensa, sugiriendo un enfoque en la diplomacia en lugar del compromiso directo.

Bajo este enfoque, podría reducir o condicionar el apoyo a Ucrania, alentando a los aliados europeos a asumir un papel principal en el conflicto. Este cambio podría afectar la cohesión de la postura de la OTAN en Ucrania, potencialmente alentando a Rusia y llevando a un reajuste de la dinámica de seguridad en Europa. El enfoque de Trump probablemente se centre en minimizar las obligaciones financieras y militares de EE.UU., al tiempo que enfatiza la necesidad de que las naciones europeas asuman una mayor carga.

En el contexto del conflicto en curso en Israel, lo más probable es que el recién electo presidente reafirme su fuerte apoyo a Israel, al igual que en su mandato anterior. Esto podría incluir la continuación de la ayuda militar y un respaldo diplomático firme, especialmente frente a las amenazas regionales. La Administración Trump también podría impulsar medidas adicionales para contrarrestar la influencia de adversarios como Irán, lo que potencialmente aumentaría las sanciones y presionaría para limitar su apoyo a grupos hostiles hacia Israel. La estrecha alineación de Trump con los intereses de seguridad de Israel podría llevar a tensiones crecientes con otros actores regionales, lo que podría complicar las relaciones de EE.UU. con países que buscan un enfoque más equilibrado en el Medio Oriente en lo geopolítico. Además, es de esperar un empuje hacia una negociación en el conflicto de Ucrania que permita restablecer la paz, ya que Trump no comparte las motivaciones implícitas en esta guerra proxy con Rusia que tenía la anterior administración.

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