De la crisis surge la oportunidad (para el inversor paciente)
Redacción Mapfre
Jonathan Boyar, director de Boyar Value Group y asesor del Forgotten Value Fund de MAPFRE AM
Desde la perspectiva del mercado bursátil estadounidense, 2022 fue un año desastroso (con un descenso del 19,4% del S&P 500). Pero, hasta hace poco, 2023 se perfilaba como un año con mejores perspectivas. Los resultados de enero fueron especialmente impresionantes, con un avance del S&P 500 superior al 6%. Como consecuencia, los participantes en el mercado empezaron a vislumbrar, aunque de forma cautelosa, la esperanza de un aterrizaje suave.
Pero entonces, aparentemente de la nada (la forma en que la mayoría de las crisis parecen comenzar), un prestamista de criptomoneda llamado Silvergate Capital Corp quebró, seguido por Silicon Value Bank - el mayor colapso bancario en los EE.UU. desde Washington Mutual en 2008-, y por Signature Bank . Como resultado, los clientes de bancos de todo EE.UU. que tenían depósitos de más de 250.000 dólares (el límite máximo de la FDIC) empezaron a preocuparse por la seguridad de sus depósitos. Los bancos regionales como First Republic, con su mayor porcentaje de depositantes no asegurados, también experimentaron retiradas masivas, lo que planteó dudas sobre su solvencia.
¿Cuáles fueron las causas?
Múltiples factores llevaron a esta situación, pero el principal de ellos fue una rápida subida de los tipos de interés (el tipo de los fondos de la Reserva Federal pasó de básicamente el 0% en marzo de 2022 a una horquilla del 4,75%-5,00% en marzo de 2023), en respuesta a unos elevados niveles de inflación que resultaron ser menos transitorios de lo que se esperaba inicialmente.
En el entorno anterior de tipos de interés extremadamente bajos, algunos bancos (incluidos los ya mencionados), al experimentar un aumento de los depósitos, habían buscado rendimiento comprando títulos a más largo plazo. Sin embargo, al subir los tipos, se enfrentaron a importantes pérdidas no realizadas en sus carteras de inversión, ya que los precios de los bonos se mueven de forma inversa a los tipos de interés (en el caso de SVB, más de 17.000 millones de dólares en pérdidas potenciales a finales de 2022, lo que representa ~15% del coste). Esto por sí solo normalmente no provocaría la quiebra de los bancos, especialmente porque aquellos con una sólida posición financiera y una base de depósitos estable podrían simplemente mantener sus inversiones relativamente seguras hasta el vencimiento. Sin embargo, el desajuste entre los pasivos a corto plazo (depósitos) y los activos a largo plazo (en algunos casos, valores a más de 10 años) creó tensiones en estos bancos cuando los depositantes retiraron fondos en masa al enterarse de las pérdidas no realizadas en la cartera de valores.
SVB se vio especialmente afectado, ya que su base de clientes se concentraba en empresas tecnológicas de nueva creación cuyos depósitos superaban ampliamente el umbral asegurado por la FDIC: cuando cundió el pánico, en una sola semana SVB recibió solicitudes de retirada de 42.000 millones de dólares de sus ~173.000 millones (~24%) de depósitos totales (a finales del cuarto trimestre de 2022).
¿Es ésta la crisis financiera mundial 2.0?
Aunque nadie puede predecir el futuro, no esperamos que la situación actual se convierta en una crisis bancaria como la de 2008-2009. Por un lado, los mayores bancos del mundo, como JP Morgan y Bank of America, tienen controles de capital y de riesgo mucho más estrictos que antes de la Crisis Financiera Mundial. Sin embargo, lo que es más importante, creemos que las recientes quiebras bancarias estuvieron muy influidas por los modelos de negocio y la gestión específica de estos bancos, más que por problemas sistémicos del sistema bancario en sí en EEUU. En concreto, experimentaron un aumento de los depósitos en los últimos años que fue muy sensible a los movimientos de los tipos de interés ("hot money"), así como una contracción en los sectores de tecnología, criptomoneda y SPAC. En general, no se trataba de clientes clave que utilizaran los bancos para sus necesidades transaccionales cotidianas.
Creemos que los acontecimientos de la semana pasada se produjeron como consecuencia directa de que la Reserva Federal (y otros bancos centrales) subieran los tipos de interés con demasiada rapidez, tras haberlos mantenido demasiado bajos durante demasiado tiempo. La repentina subida de los tipos de interés puede haber provocado la quiebra de Silicon Valley Bank, Signature Bank y el 'rescate' de Credit Suisse (que sufrieron pérdidas adicionales por otros acontecimientos), pero no creemos que haya alterado de forma permanente el sistema financiero mundial ni la economía real. La Reserva Federal y otras autoridades gubernamentales disponen de herramientas que pueden ayudar a mitigar los daños sufridos hasta ahora y, al mismo tiempo, ralentizar o detener su propagación.
¿Hacia dónde vamos?
Sin embargo, los inversores no están ni mucho menos fuera de peligro. ¿Podrían bajar las acciones a corto plazo? Por supuesto que sí. No tenemos ni idea de qué otros problemas surgirán debido a la aparentemente desacertada política monetaria de la Reserva Federal, pero esta supuesta crisis, que debería pasar como han pasado las anteriores, también ha creado oportunidades para que iniciemos posiciones en empresas de alta calidad como Charles Schwab, W.R. Berkley y Citizens Financial Group, incluidas en el Mapfre Forgotten Value Fund. Tras haber analizado exhaustivamente estas empresas, nos gustaron sus fundamentales pero nos abstuvimos de comprarlas porque estábamos esperando niveles de entrada más atractivos. Basándonos en ese mismo análisis, pudimos tomar nuestras decisiones de compra sin demora cuando el mercado nos dio la oportunidad de comprar lo que creemos que son muy buenas empresas a precios atractivos. Si los inversores tienen la paciencia necesaria para soportar la volatilidad actual, creemos que deberían tratar la situación actual no como una crisis, sino como una oportunidad.