Consecuencias del ataque ruso para los mercados y la economía
Redacción Mapfre
La guerra ha estallado. Los mercados estaban en una situación de calma tensa estos días tras las continuas amenazas de Rusia que provocaron las primeras sanciones por parte de Estados Unidos y Europa, pero los ataques iniciados en la madrugada del jueves han hecho descarrilar casi todo tipo de activos. El equipo del área de inversiones de MAPFRE y del servicio de Estudios, MAPFRE Economics, analizan las consecuencias que va a tener este conflicto bélico para los mercados y para la economía. En concreto, se pueden anticipar los siguientes efectos:
- Inflación:
Las materias primas respondieron ayer al peor escenario posible, aquel con “consecuencias catastróficas” sobre las que ya ha alertado el presidente Biden. El gas natural llegó a dispararse más de un 30%, hasta rondar los 115 euros por MW hora, mientras que el Brent, petróleo de referencia en Europa, rebasó la barrera de los 100 dólares por primera vez en ocho años, algo que, indudablemente se trasladará sobre la escalada de la gasolina y el diésel. “Esto incrementa la presión de inflación en Europa y, además, la hace más estructural, ya que se está dando una ruptura comercial prácticamente total y con el Nord Stream 2 bloqueado”, explica Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión.
Esta presión llega en un momento en el que la inflación ya toca niveles históricos. Según los últimos datos de Eurostat, la tasa interanual de la zona euro se situó el pasado mes de enero en el 5,1%, una décima por encima de la subida observada en diciembre, lo que supone el mayor encarecimiento de los precios en la región del euro de toda la serie histórica. En Estados Unidos, por su parte, la Oficina de Estadísticas Laborales informó de que la inflación subió en enero hasta el 7,5%, medio punto por encima de la de diciembre, la más acusada desde 1982. “El repunte a corto de las materias primas, sumado a nuevas dislocaciones en el transporte global fruto de dinámicas geopolíticas daría como resultado la materialización de un prolongamiento de los efectos persistentes en la inflación global, alterando las perspectivas de un pico de inflación a lo largo de 2022 y postergando la previsión de unas tasas de inflación contenidas en la banda de los bancos centrales a medio plazo”, añade Gonzalo de Cadenas-Santiago, director ejecutivo de MAPFRE Economics.
- Política monetaria:
Los bancos centrales ya habían comenzado ese giro de timón de la política monetaria, precisamente por la escalada de precios en un contexto de fuerte crecimiento económico. Y como explica Ismael García Puente, selector de fondos y gestor de MAPFRE Gestión Patrimonial, el conflicto dificulta todavía más el papel de las instituciones monetarias: “Esto podría descontrolar las expectativas de inflación de la Eurozona (el mayor temor por parte de los Bancos Centrales) con el problema añadido de la disparidad de niveles de IPC que tenemos entre países core y periféricos”, añade el experto.
En este sentido, el Banco de Inglaterra ya ha aplicado las primeras subidas de tipos, la Reserva Federal lo hará en marzo y el Banco Central Europeo (BCE) ha dejado entrever movimientos similares este mismo año, todo esto en un contexto de retirada paulatina de otros estímulos, como la compra de deuda. No obstante, tanto los expertos del área financiera como MAPFRE Economics coinciden en que esta mayor presión sobre la inflación no debería provocar un mayor endurecimiento de la política monetaria en el corto plazo: “Una inflación más alta en teoría llevaría a un BCE más agresivo. Pero eso no se cumple en este caso. La inflación exclusivamente por energía no se puede combatir con tipos más altos (esto mismo lo dejó claro el Economista Jefe del BCE, Phillip Lane, hace unos días)”, explica Matellán. De hecho, De Cadenas-Santiago considera que “más bien las expectativas de subidas de los bancos centrales se diluyen arrastrados por el escenario de elevada incertidumbre”. El BCE se encontrará más cómodo incluso con una política más laxa y en Estados Unidos parece que se descarta una subida de 50pb básicos de la Fed en marzo. Ésta, en opinión de Matellán “podría limitarse a 25pb”.
- Actividad económica:
El conflicto llega en un momento en el que buena parte de las economías desarrolladas habían recuperado ya los niveles de PIB previos a la pandemia. MAPFRE Economics esperaba un crecimiento del entorno del 4,8% en 2022 y del 3,6% en 2023 (+ 5,5% en 2022 y el 4,3% en 2023 para España), pero se ha activado la crisis geopolítica que ya aventuraban como riesgo creciente en el último informe Panorama Económico y Sectorial publicado a comienzos de año. El impacto del conflicto, de hecho, va a ser negativo: “Se darán restricciones en la Balanza de Pagos, un deterioro fuerte de la posición externa y un aumento de costes financieros, así como el deterioro de la cuenta de exportación, financiera y de capitales”, explica el director macroeconómico y financiero de MAPFRE Economics.
En opinión de Matellán, ese efecto llega por dos vías. De forma directa en la medida en que se rompen lazos comerciales con Rusia. Y por otro, de manera indirecta, tanto por el propio efecto en la inflación y en la liquidez. “Además, también se verá afectada la confianza que, en las últimas semanas, ha sido el principal soporte de los datos europeos y, en particular, de Alemania”, añade.
- Liquidez:
Posiblemente, sea el efecto clave por la dimensión y la inmediatez de su impacto. El conflicto puede reducir la liquidez en dos dimensiones: la de los mercados financieros y la liquidez circulando en la economía real. Y eso sucede por, al menos, cuatro vías, según el experto de MAPFRE Inversión:
- En un entorno de riesgo, el dinero se va a activos de mucha seguridad y fáciles de vender (bonos estadounidenses y alemanes principalmente) o a tesorería (caja/cuentas corrientes). De ese modo, se reduce la liquidez para todos los demás activos y la liquidez total en el mercado.
- Por otro lado, la moneda refugio por excelencia es el dólar, que a su vez es la principal divisa internacional. Cuando hay una apreciación del dólar intensa eso supone una restricción de liquidez en el resto del mundo, que encuentra más difícil cualquier transacción internacional.
- En un contexto como éste, la volatilidad se multiplica de forma muy rápida. Eso significa que los modelos de control de riesgo se vuelven procíclicos; es decir, exigen más garantías por todo tipo de activos justo cuando más difícil es disponer de los activos para las mismas. Y de un modo similar, la volatilidad elevada hace saltar órdenes automáticas (margin calls, stop loss, etc) que a su vez dificulta más el proceso de mercado y por tanto también contribuye a rebajar la liquidez. Esto se une a posibles dificultades en la operativa en la medida que determinadas sanciones a Rusia implican desconectarla del SWIFT.
- La liquidez vía “multiplicación”; es decir la liquidez bancaria que se suele identificar con la que llega a la economía real también se ve restringida. Al aumentar el riesgo del entorno y reducirse la confianza, la disposición tanto a la demanda como a la concesión de crédito es mucho menor. Por tanto, el canal multiplicador de liquidez se reduce o desaparece.
- Consejos para el inversor:
En este contexto, ¿qué deben hacer los inversores? La primera tentación que puede tener el ahorrador es precipitarse y tomar decisiones equivocadas. Por ello, García Puente apunta que ahora más que nunca es clave recibir un buen asesoramiento: “Diversificar las carteras, en el sentido de tener poco de muchos riesgos diferentes, hace que las carteras de los clientes sean más resistentes y podemos verlo en la reacción del mercado: deuda y oro, dos activos denostados en los últimos meses, son hoy los activos refugio junto con el Franco Suizo o el Yen Japonés. Por último, hoy es el momento perfecto para comprobar si el perfilamiento del cliente es el correcto”.
Por su parte, Matellán cree que a su vez que “no es momento de tomar posiciones muy agresivas en ningún sentido debido al amplio rango de posibles resultados”. “Los impactos son en su mayoría negativos, pero existe la posibilidad de que, si lo son demasiado, los bancos centrales occidentales actúen de colchón. Del mismo modo, el mercado pone en precio un final rápido al conflicto dada la superioridad inapelable de las tropas rusas. Si esto no se cumple supondría un escenario alternativo negativo”, añade.
Por tanto, el escenario a partir de ahora es de mayor inflación, pero externa, menor crecimiento y bancos centrales marginalmente más ‘dovish’. Bolsas a la baja transitoriamente y curvas de tipos algo más bajas. “Pero este escenario puede cambiar en cuestión de horas”, concluye Matellán.