Cómo invertir 80.000 euros: así lo harían los expertos de Mapfre Gestión Patrimonial
Redacción Mapfre
Una herencia, un finiquito, el resultado de años de ahorro disciplinado… Son diversas las causas que pueden hacer que tengamos, de repente, 80.000 euros en nuestra cuenta corriente. Y aunque los esfuerzos del Banco Central Europeo (BCE) por meter en cintura el IPC vayan dando sus frutos -cerró enero en el 2,8% en la zona euro, según la estimación preliminar de Eurostat-, lo cierto es que el dinero quieto en el banco va a sufrir las dentelladas de la inflación. Y aunque haya quien piense que es la mejor forma de preservar el capital, la realidad es que acabaremos perdiendo poder adquisitivo.
Una forma de contrarrestar este efecto es invertir. Poner el dinero a trabajar con objetivos a largo plazo puede ayudar a construirnos una seguridad financiera y a alcanzar metas como complementar la jubilación, comprar una vivienda o pagar la educación de los hijos.
Sin embargo, el mundo de la inversión puede ser complejo y abrumador, especialmente para aquellos que se adentran en él por primera vez. Aquí es donde la figura de un experto financiero puede ser fundamental. ¿Cómo? Proporcionando orientación, ayudando a navegar el profundo mar de productos de inversión, y adaptando las estrategias a las necesidades de la persona, así como tratando de que el inversor esté bien posicionado para enfrentar los diversos escenarios económicos.
Daniel Sancho, director de inversiones de Mapfre Gestión Patrimonial (MGP), tiene claro que para un acercamiento inicial al mundo de la inversión, la cautela y la planificación son fundamentales. "La primera vez que te enfrentas a la inversión, la recomendación es no arriesgarse mucho", explica el jefe de inversiones de MGP.
En general, nuestra tolerancia al riesgo y los plazos que nos hayamos marcado son dos de las principales premisas a tener en cuenta a la hora de definir una cartera. Si somos arriesgados y tenemos un plazo de unos siete u ocho años, podríamos estar a gusto con una exposición a renta variable más elevada. No obstante, para un nuevo inversor el experto plantea, en todos los casos, una aproximación gradual que le permita familiarizarse con el mercado a través de una experiencia controlada.
Inicialmente, Sancho apuesta por una distribución de activos del 20% en renta variable y el 80% en renta fija, ajustando progresivamente esta proporción a medida que el ahorrador vaya ganando confianza y conocimientos. El punto de partida es, por tanto, "una cartera de sesgo prudente" sobre la que se va a trabajar de manera paulatina en la que, a medida que "el cliente vaya sintiéndose cómodo", se irá cambiando la configuración hacia una cartera más arriesgada.
Para acompañar al cliente tanto en el arranque como en esta evolución, la "mejor herramienta" es la aportación periódica: requiere menos esfuerzo inicial para el inversor, mitiga más los riesgos, ayuda a controlar las emociones -sobre todo las negativas en épocas de caídas- y contribuye a sacar más partido al interés compuesto. Aplicado a este capital de 80.000 euros, Sancho plantea derivar la mayor parte de las aportaciones iniciales en la pata de renta fija e ir suscribiendo fondos de renta variable "poco a poco".
El valor de la gestión activa
En cuanto a la asignación de activos, desde MGP tienen claro el valor de la gestión activa, especialmente en el entorno actual de mercado, en el que la incertidumbre sigue siendo el tema dominante y la labor del equipo gestor de un fondo es crucial en el seguimiento y ajuste continuo de la cartera, con la rentabilidad como objetivo final, para anticiparse a los ciclos, reaccionar ante eventos imprevistos...
Y desde esta base, se decantan por renta fija global flexible "para jugar y aprovechar las oportunidades" y porque con la actual política monetaria ya "no hay que tener tanto miedo a tener duración". Además, se incluirían fondos monetarios "para controlar la volatilidad de la cartera". Tal y como resume Sancho, en la renta fija "lo fundamental es diversificar siempre buscando cierta seguridad en el riesgo crediticio y apalancándonos en gestores activos que encuentren las oportunidades de los mercados globales".
Para la parte de renta variable, el director de inversiones de MGP se inclina por una cartera diversificada en términos sectoriales, geográficos y de estilo de gestión, porque aunque ahora mismo los índices están bastante sesgados hacia un número mínimo de entidades y, por ejemplo, no descarta que las ‘siete magníficas’ puedan seguir subiendo, considera que hay oportunidades en otras empresas. "Somos seguidores de gestiones activas, carteras concentradas e ideas de convicción", ha reiterado.
Tras repasar los ‘síes’, es turno de revisar los ‘noes’. Para empezar, ante la duda de "¿qué hacemos con la liquidez?", Sancho responde tajante: una vez que completamos nuestro colchón para imprevistos y el remanente para sacar del cajero, "desde el punto de vista de MGP, no hay duda de que remuneran mucho mejor los fondos monetarios que las cuentas corrientes". Es decir, quedarían descartados los depósitos o las cuentas remuneradas. También advierte sobre la inclusión prematura de inversiones alternativas, porque aunque son buenos para diversificar las carteras, sus elevados niveles de entrada y su naturaleza poco líquida hacen que este tipo de activos no sean óptimos para inversores novatos. "Hacer la mili con alternativos no es lo más recomendable", aconseja.
Para concluir, Sancho recalca que, aunque la volatilidad puede ser intimidante para los inversores principiantes, con el asesoramiento adecuado y una estrategia bien definida, es un factor que puede manejarse de forma efectiva. "No hay que tener miedo a la volatilidad, siempre y cuando se entienda lo que es y, sobre todo, el plazo", remata, resaltando la importancia de una perspectiva a largo plazo en la inversión.