China se asoma al nuevo contexto económico global
Redacción Mapfre
Los países emergentes vuelven a estar en boca de los inversores. Sin ir más lejos, en China, tras el anuncio de su banco central de mostrar una postura más favorable al mercado, las bolsas experimentaron subidas cercanas al 9%. Con los números en positivo, la renta fija china se ha convertido para muchos en un valor refugio que les puede generar estabilidad a largo plazo. Sin embargo, no todo es oro lo que reluce. Y es que, durante los primeros días de marzo, el gigante asiático se llegó a dejar casi un 20%. Aunque estos mercados puedan convertirse en una oportunidad para los inversores, este hecho, como otros muchos, han evidenciado la elevada volatilidad a la que estamos expuestos.
Es bien sabido que su posición frente a la invasión rusa en Ucrania es más bien neutral, y hasta ahora parece complicado averiguar el grado de implicación de su economía sobre el conflicto en Europa del Este. Mas allá de todo esto, Ismael García Puente, gestor de inversiones y selector de fondos de MGP, reconoce que, aunque “estemos en un entorno difícil”, las bolsas estarían descontando no solo la guerra, sino también las últimas noticias que vienen de China sobre el aumento de contagios de Covid: “Hay muchos factores negativos puesto en precio”. En este sentido, los expertos están asociando la inestabilidad en los selectivos con los últimos movimientos, más especulativos y motivados por el propio pánico que por criterios específicos.
La arbitrariedad en las decisiones de inversión ha llegado además a la renta variable europea que, pese a un comienzo de año en el que se auguraban brotes verdes, vio cómo el 24 de febrero se dio la vuelta a la tortilla. “Mientras no haya un acuerdo final entre Rusia y Ucrania, es difícil que veamos un mayor flujo de dinero hacia las bolsas europeas”, subraya Ismael, aunque recuerda que “las valoraciones de los activos europeos son más atractivas que otras”.
Por el momento, los principales índices han recuperado parte del terreno perdido y se acercan de nuevo a los niveles previos al estallido de la guerra (el IBEX35 ha superado los 8.400 puntos). Pero no hay que dar nada por sentado. Todavía hay un elemento que sigue generando riesgos para la economía y que todavía no ha llegado a controlarse: el nivel de precios. De hecho, este factor ha provocado que a los bancos centrales no les tiemble el pulso para la retirada de estímulos o la subida de tipos. En este sentido, el economista jefe de MAPFRE Inversión no ve descabellado que veamos una inflación de dos dígitos “siempre y cuando persistan los problemas de suministro en energía, alimentos y metales”. Todo este periodo de inestabilidad, que dependerá en buena medida de la resolución del conflicto, ha puesto de relieve la importancia del petróleo en estos momentos, ya no solo como fuente de energía, sino también como activo financiero: pese a no saber hasta qué punto puede llegar el precio del barril (en una semana, ha pasado de los 130 euros a bajar incluso de los 100), “está actuando como valor refugio”, afirma Alberto Matellán.
Pero, ante la incertidumbre, prudencia. El pánico puede apoderarse en muchas ocasiones de los inversores menos experimentos. Tal es así que Matellán recomienda “no hacer cambios hasta que no termine el ruido”. “En las guerras, la recuperación posterior ha sido relativamente rápida, por lo que no tiene sentido hacer cambios en este momento. Si las carteras están bien definidas, las caídas que hemos visto estarían dentro de lo normal”, sentencia el economista.