Así cambiará el modelo de inversión en el mundo
Redacción Mapfre
Pronto terminará uno de los años más convulsos de las últimas décadas. En 2022, la inflación ha alcanzado máximos históricos; Europa, que creía haber dejado atrás las grandes guerras, se ha visto envuelta en un conflicto de proporciones globales; y China, que durante 30 años ha liderado el crecimiento económico en Asía, se verá adelantada por otros países emergentes. En el mercado, los bancos centrales han dado por concluida la era de tipos bajos, han cerrado el grifo de la liquidez y han acelerado la retirada de estímulos. Incluso el Banco de Japón, que a diferencia del BCE y la Fed había optado por mantener tipos, ha anunciado esta semana una ampliación de la horquilla de fluctuaciones en los rendimientos del bono a 10 años (desde el +/-0,25% al +/-0,5%), lo que se traduce en un giro hacia la normalidad.
Para Ismael García Puente, selector de fondos y gestor de MAPFRE Gestión Patrimonial, todos estos eventos se traducen en un cambio en el modelo de inversión global. De acuerdo con el analista, en este momento es muy difícil elaborar un escenario base para la gestión de carteras, pues “todo lo que ha funcionado bien en la última década (tecnología, consumo discrecional y bonos principalmente) puede que no funcionen así en el futuro”. En consecuencia, es momento de adaptarse, revisar los manuales de economía y construir carteras aún más diversificadas con la idea de que “tener poco de muchos riesgos distintos es mejor que tener mucho de pocos riesgos”.
El futuro es para sectores, compañías o tipos de activo que han estado denostados durante mucho tiempo. Y aunque MAPFRE desaconseja el “market timing” (entrar y salir del mercado según la predicción de la cotización de un activo), en este nuevo entorno de mercado se debe ser más táctico. Esto es, realizar más cambios en las carteras para aprovechar nuevas oportunidades.
Ante todo, también hay que ser conscientes de la realidad del mercado. Los analistas dan por descontado una ralentización de la economía para el próximo año, por lo que apelan a una posición defensiva y a empresas capaces de mantener sus márgenes. En cuanto a los bonos, es posible que 2023 arroje alguna alegría. Bank of America, por ejemplo, ve oportunidades en la renta fija durante el primer semestre del año. Por su parte, García Puente considera que se despejará el horizonte para la renta variable china. Sin importar el tipo de inversor, lo que hay que tener claro es que la inestabilidad durará al menos hasta 2024.