Argentina da un giro político radical: ¿qué cambios podemos esperar en su economía?
Redacción Mapfre
Argentina, inmersa desde hace años en una profunda crisis económica, llegó a las elecciones del pasado 19 de noviembre con la inflación en el 140%, una caída del PIB prevista del 2% para este año y una incidencia de la pobreza y de la indigencia que se acerca al 30%. Tras la victoria de Javier Milei, candidato a la presidencia del partido La Libertad Avanza, el país entra en una nueva etapa que podría suponer un giro de 180 grados en la política económica del país.
Milei se alzó con la victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales al conseguir el 55,69% del escrutinio, superando así al hasta ahora ministro de Economía y Finanzas Públicas del país, Sergio Massa, que alcanzó el 44,3%. Las proyecciones del Servicio de Estudios de MAPFRE ya anticipaban después de la primera vuelta un posible aumento en el respaldo a Milei debido a la potencial transferencia de votantes provenientes de Bullrich, la candidata de la derecha conservadora tradicional.
El gran reto que tiene por delante el recién elegido presidente es revertir la debilidad crónica del peso argentino y controlar la inflación, que lleva décadas en niveles muy elevados y superando los dos y tres dígitos. Llevar a cabo este giro con un país altamente endeudado, con sus reservas de divisas internacionales en mínimos históricos y en medio de un rescate del FMI no será una tarea fácil, como apuntan desde MAPFRE Economics.
“La complejidad de la situación política y económica en Argentina requiere una atención meticulosa y estratégica en diversas áreas, con énfasis en la estabilidad financiera, la reestructuración de la deuda y posibles reformas económicas fundamentales para restaurar la confianza y el crecimiento sostenible”, explica MAPFRE Economics, que insiste en que el camino no va a ser “nada fácil”. Aunque el margen de actuación es muy amplio, probablemente las limitaciones también lo sean y marquen una senda más pausada de lo que le gustaría al propio Milei.
En consecuencia, la situación económica actual presenta “una ventana de incertidumbre significativa”, lo que mantiene a los inversores en estado de precaución. El tema crucial en la agenda económica se centra en la vulnerabilidad de las finanzas públicas y la posible necesidad de una nueva reestructuración de la deuda.
Desafíos estructurales
Milei ha sabido capitalizar el voto protesta, con un programa de medidas que dista mucho del de Massa, con un objetivo claro: una reducción del gasto público y del tamaño del Estado.
En el ámbito económico, Argentina enfrenta desafíos considerables, con una previsión de caída del PIB del 2,2% este año y un pronóstico estancamiento para el próximo. “La economía ha experimentado un estancamiento persistente durante aproximadamente 15 años, lo que se refleja en una crisis estructural agravada por una inflación que supera el 100% anual. Este problema ha persistido durante las últimas tres décadas”, señala el Servicio de Estudios de MAPFRE.
De hecho, el PIB registró una caída en el segundo trimestre del año del 4,9%, después de haber subido en el primero un 1,4%, con una caída de las exportaciones del 10,9%, a lo que se suma una subida de los precios del 138,2%. El informe ‘Panorama económico y sectorial 2023: perspectivas hacia el cuarto trimestre’ hace hincapié en el fuerte impacto que está teniendo la sequía, que ha reducido la producción agrícola. La previsión para la inflación a cierre de año se sitúa en el 169%, superior al 141% estimado en junio, un aumento presente en todos los segmentos.
Los análisis económicos señalan un exceso de gasto público financiado con emisión monetaria y un sistema cambiario desalineado, en el contexto de un estricto control en la cuenta de capitales. MAPFRE Economics destaca que el único período de estabilidad económica en las últimas décadas fue durante la paridad del peso con el dólar establecida en los años 90, aunque su insostenibilidad a largo plazo condujo a una recesión y deflación, y terminó con los argentinos agolpándose en las sucursales bancarias para retirar sus ahorros en dólares, el conocido corralito.
Aquel fallido plan de estabilización recuerda en el país a una de las medidas estrella de Milei, el cierre del banco central del país y la dolarización de la economía, lo que supondría adoptar la moneda estadounidense como medio de pago y delegar la soberanía monetaria en el Tesoro de EE.UU. Argentina no sería el primer país que toma esa decisión: El Salvador, Ecuador y Panamá. Este objetivo es “muy ambicioso y complicado”, especialmente teniendo en cuenta que las economías de EE.UU. y Argentina se encuentran en puntos muy distintos.
El Servicio de Estudios de MAPFRE explica que el problema es que Argentina está inmersa en un círculo vicioso entre el déficit y el banco central: liberar la dominancia fiscal y recuperar la independencia y credibilidad del banco central bien podría ser un enfoque apropiado.
Milei quiere reducir el déficit del Estado al 0%, es decir, que no se gaste más dinero que el que ingresa. Esto será “muy doloroso” en el corto plazo, pero más adelante permitirá que haya un mayor equilibrio.
Además, la victoria de Milei plantea varios debates entre analistas financieros, especialmente en lo referente al apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de China en la financiación del país, con el FMI exigiendo medidas de ajuste fiscal y recomposición de reservas internacionales para estabilizar la economía a largo plazo.
¿Qué podemos esperar en los próximos meses?
La primera incógnita será el tipo de cambio, que llevaba prácticamente congelado desde la primera vuelta. “Aunque creemos que se impondrá el miedo inicialmente, puede tomar un respiro hacia el final del año a la espera de despejar las primeras incógnitas sobre las políticas económicas con las que inaugurará la agenda”, explican desde MAPFRE Economics.
Posteriormente, habría que ver la prontitud de las reformas. Argentina afronta pagos con el FMI en diciembre y enero, por lo que Milei “debería ofrecer un primer golpe de timón convincente, pero sostenible y garante con sus acreedores externos”, añaden. Asimismo, no cuenta con una mayoría clara en el congreso, por lo que tendrá que pactar las nuevas medidas con la derecha tradicional.
El tercer punto será la recuperación de la ortodoxia económica. La necesidad de realizar ajustes estructurales y profundos en la economía llevará algo más de tiempo, algo que no será nada fácil. Sin embargo, aprobar en este apartado sería uno de los pilares para atraer la confianza en primera instancia y, después, retenerla.