El fútbol: ¿activos estrella o una auténtica apuesta por el crecimiento?
Redacción Mapfre
La previsión es que las perspectivas de crecimiento del deporte se mantengan a medio plazo, debido a la mayor profesionalización, el creciente interés de inversores estadounidenses, los avances tecnológicos y el fuerte arraigo en la sociedad.
Según Luis García, gestor del fondo Mapfre AM Behavioral de 71 millones de euros, son varios los factores que están redefiniendo el mundo del fútbol, entre ellos, el control financiero impuesto sobre los clubes, que lo vuelve mucho más atractivo, especialmente en comparación con la situación vivida hace una década.
García, quien en agosto estaba expuesto al Borussia Dortmund (6,1 %), al Ajax (2,1 %) y al Olympique de Lyon (1,9 %), afirma que ha habido un cambio radical en el sector, que ha provocado que resulte aconsejable tener acciones de clubes de fútbol.
«Antes, todo el dinero iba a parar a manos de los agentes y jugadores. Hoy por hoy, los controles financieros persiguen un modelo más sostenible en el que los accionistas también obtengan beneficios», afirma García, haciendo referencia a la década de 1990 y principios de los 2000, una época en la que los problemas económicos de los equipos llenaban a menudo las páginas de los diarios deportivos.
«Este mundo es ahora más profesional, y los clubes han mejorado su estructura y la gobernanza corporativa», apunta García. «Hace 20 años, no era extraño oír hablar de impago de salarios de jugadores».
En la temporada 2019-20, el mercado del fútbol europeo retrocedió por primera vez desde la crisis económica de 2008. Así, de acuerdo con el informe Annual Review of Football Finance 2021 de Deloitte, los ingresos globales cayeron en 3.700 millones de euros (esto es, un 13 %) hasta los 25.200 millones.
Durante el ejercicio 2019-20, los ingresos combinados de las cinco grandes ligas —la Premier League inglesa, la Bundesliga alemana, LaLiga española, la Serie A italiana y la Ligue 1 francesa— cayeron un 11 % hasta los 15.100 millones de euros. No obstante, según el informe anteriormente citado, esta cifra representó una cuota récord del 60 % del mercado del fútbol europeo.
Este descenso se produjo después de que las cinco grandes ligas hubiesen prácticamente doblado sus ingresos hasta los 17.000 millones de euros entre las temporadas 2009-10 y 2018-19.
En vivo y en directo
Sin embargo, uno de los aspectos positivos de la pandemia es que ha mostrado las ganas de los aficionados de disfrutar de acontecimientos deportivos en vivo.
La llegada del 5G, el auge de los modelos de suscripción y el aumento de las audiencias a través del móvil, así como la entrada de Amazon en la batalla por los derechos audiovisuales, representan una oportunidad de transformar un sector que ha venido dependiendo del dinero procedente de las cadenas de televisión tradicionales.
«Si fueses una cadena y solo tuvieras noticias y deportes en directo, ya con eso conseguirías atraer a un porcentaje nada desdeñable de la audiencia que está dispuesta a pagar por ese contenido», comenta Evan Miller, de Gabelli.
El fondo Gabelli Global Content & Connectivity de Miller tiene exposición al Manchester United (1,1 %), al Borussia Dortmund (0,9 %) —cuyo estadio, el Signal Iduna Park, aparece en la imagen superior— y al Olympique de Lyon (0,4 %).
El fondo, denominado originalmente Gabelli Global Telecom, adoptó su enfoque actual con el fin de reconocer el dominio actual del mundo del contenido por parte de las empresas tecnológicas, que han arrebatado gran parte de la cadena de valor a los operadores tradicionales.
«Como gestores de carteras de dicho fondo, era lógico que no nos limitáramos a cambiar su nombre, sino que también lo reposicionáramos con el fin de aprovechar las realidades del mercado», explica Miller.
Pero los índices de audiencia no son todo
Sin embargo, Miller es consciente de que el mundo del fútbol, y en especial la Premier League, ha sido hasta la fecha beneficiario de cantidades obscenas de dinero en concepto de derechos audiovisuales.
Por primera vez desde 2004, en 2019 la liga inglesa vio cómo esta cantidad descendía hasta los 4.500 millones de libras (unos 5.200 millones de euros), después de haber alcanzado la cifra récord de 5.100 millones de libras (unos 5.900 millones de euros) en virtud del acuerdo de tres años firmado en 2016.
«¿Van a seguir siendo capaces de generar los mismos ingresos por derechos audiovisuales que antes? Puede. Aunque resulta difícil saberlo, vivimos una época propicia para ampliar la audiencia», indica Miller.
Según un estudio de GWI, empresa británica de segmentación de audiencias, el 50 % de los miembros de la generación X echó de menos asistir a acontecimientos deportivos en vivo durante la pandemia, una circunstancia a la que el 49 % de los milenials también tuvo problemas para adaptarse.
Está previsto que la Premier League firme su siguiente contrato en 2022. La celebración de acuerdos similares en otras ligas vendrá a confirmar si las perspectivas de crecimiento de las audiencias y de ventajas adicionales posibilitadas por la última tecnología son correctas.
García percibe el acuerdo entre el fondo de capital riesgo CVC Capital y LaLiga como una señal del inicio de una nueva era en el sector. En virtud del acuerdo, que valora LaLiga en 24.250 millones de euros, la competición española ha vendido una participación del 10 % por 2.700 millones, una inyección de dinero cuyo 90 % irá a parar a los clubes.
No obstante, las cifras de audiencia no son el único atractivo del fútbol: en opinión de Miller, la perspectiva de obtener un 60 % de los ingresos por conceptos distintos de las retransmisiones, como los días de partido o la comercialización de productos, «resulta muy sostenible».
«El Manchester United es la marca global por antonomasia en cualquier país de África, Asia o Latinoamérica. Cualquier acción relacionada con esta marca, ya sea la comercialización de productos, la firma de acuerdos o la concesión de licencias, puede llevarse a cabo literalmente a escala global», afirma Miller.
«Es como ser propietario de Ferrari. Tiene caché, seguidores y un reconocimiento global como marca, aspectos que puede seguir aprovechando para obtener fuentes de ingresos más allá de los derechos audiovisuales», prosigue Miller.
La americanización del fútbol europeo
García cree que existen tendencias favorables que apuntan al crecimiento a medio y largo plazo del sector, a imagen y semejanza de los modelos estadounidenses, donde el gran número de espectadores de acontecimientos deportivos en vivo lleva años beneficiando tanto a los equipos como a la industria.
Está previsto que los límites impuestos sobre los salarios de los jugadores ayuden a los clubes a aumentar su margen operativo, ya que los ingresos derivados de un mejor aprovechamiento de los estadios y la mejora de las técnicas de marketing no terminarán en los bolsillos de sus nuevos delanteros.
«Como resultado, empezamos a ver en Europa un creciente interés por parte de inversores estadounidenses», afirma García. «Vienen y dicen “¿Para qué voy a comprar una franquicia estadounidense por 30 veces su valor empresarial o ebitda si puedo hacerme con un club europeo por cinco veces dicho valor”?».
Según García, los inversores estadounidenses tienen una visión más «neutral» del fútbol, ya que nosotros estamos muy influenciados por todo el ruido que lo rodea y las historias de mala gestión del pasado. Sin embargo, clubes tan famosos como el Manchester United, el Tottenham Hotspur, la Roma y el Milán tienen propietarios estadounidenses.
La gente cambia de coche, pero no de equipo
García cree que los clubes han dejado de ser meros activos estrella.
«Ahora son activos rentables que van acompañados de un aura, un elemento intangible. Desde el punto de vista de los accionistas, se trata de una oportunidad de invertir en un negocio con uno de los mayores costes de cambio para los consumidores. Es posible que la gente cambie de coche, pero rara vez cambia de equipo, y eso es algo que resulta atractivo a cualquier empresa».
García cree que las acciones de los clubes de fútbol son activos baratos que el mercado pasa por alto y rechaza de manera errónea.
«Las valoraciones de entre tres y cinco veces el valor empresarial o ebitda son muy bajas en el caso de clubes saneados económicamente», afirma García, quien también reconoció que la compra de un equipo de fútbol supone un mayor riesgo para la carrera de un gestor: «Cuando se equivoca al comprar un banco, es más fácil de explicar».
Miller explica que la caída del valor puede invocar el fantasma de las adquisiciones, algo que no es tan malo como parece. «Uno no invierte en estas sociedades anónimas como si se tratara de una mera transacción mercantil privada con una cuantiosa bonificación, pero sucede, ha sucedido y seguirá sucediendo. Proporciona, por así decirlo, una especie de protección frente a una caída del valor de la inversión».
«En mi opinión, el riesgo asociado a la propiedad se ve mitigado por el conocimiento de que estos activos estrella van a encontrar un comprador natural en caso de que caigan a múltiplos aún más bajos o a una valoración de límite inferior».