Activos alternativos: diversificar la cartera con estos fondos
Redacción Mapfre
Érase una vez un tiempo en el que no se hablaba de cuándo se iba a producir la primera bajada de tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) o del Banco Central Europeo (BCE). En esa época, la política monetaria expansiva buscaba ayudar a las principales economías desarrolladas a escapar de la dura crisis que se inició en 2008 y, en consecuencia, se acabaron imponiendo unos tipos oficiales negativos. Es decir, las entidades de crédito que depositaban fondos en cuentas del BCE tenían que pagar por ello.
Dada la situación actual, en la que el precio del dinero está en máximos tanto en Europa como en Estados Unidos, y con una pandemia mundial de por medio, esa época puede parecer lejana. Pero lo cierto es que se mantuvo vigente desde 2014 hasta 2022. En este largo periodo, las cuentas de las entidades como MAPFRE, con balances conservadores con una elevada exposición a deuda de máxima calidad, tanto soberana como corporativa, se vieron perjudicadas. Resultaba difícil conjugar retornos elevados con la duración de activos y pasivos, ya que todavía subsistían carteras antiguas con altos tipos garantizados. Y en este contexto, entidades como MAPFRE emprendieron la búsqueda de una mayor rentabilidad con el posicionamiento en activos alternativos.
“La inversión alternativa es una pieza fundamental en nuestra estrategia de diversificación a largo plazo”, afirmaba en marzo del año pasado Eduardo Ripollés, director de Negocio Institucional y Ventas en MAPFRE AM, con motivo del lanzamiento de uno de los últimos productos de la gestora enmarcados en este tipo de activos, el MAPFRE Private Debt Fil. Porque este movimiento para contrarrestar los bajos tipos de interés ha ido de la mano, desde 2018, de nuevos fondos en áreas como el capital riesgo, inmobiliario, infraestructuras, renovables y deuda privada. Desde entonces, la compañía ha trabajado para tener una mayor exposición a esta área y explorar nuevas oportunidades de inversión: hasta el año pasado se habían comprometido 1.350 millones de euros en este tipo de activos.
Los alternativos de MAPFRE
En su catálogo se puede encontrar el citado MAPFRE Private Debt Fil, un fondo de fondos de deuda privada que agrupa todas las inversiones de las filiales de MAPFRE y cuyo objetivo es alcanzar una exposición de 15 fondos de grandes gestoras, centrando sus inversiones principalmente en Europa y en euros. Sin embargo, no es accesible para minoristas: como se especifica en el folleto, solo está disponible para la inversión del balance de las empresas del Grupo MAPFRE.
Junto a su socio Abante Asesores, la gestora lanzó en 2020 el fondo de capital riesgo MAPFRE Private Equity FCR, que con una inversión mínima de 100.000 euros permite abarcar 'buyouts' y 'venture capital' a través de primarios, secundarios y coinversiones, y el vehículo MAPFRE Infraestructuras FCR. Más tarde llegó MAPFRE Energías Renovables I FCR, tras alcanzar un acuerdo con Iberdrola, y el MAPFRE Energías Renovables II FCR.
El fondo de fondos de infraestructuras invierte en estrategias gestionadas por Macquarie Infrastructure and Real Assets (MIRA), el mayor grupo de infraestructuras del mundo y cuenta con la participación de grandes inversores como Grupo Catalana Occidente o MSV Life, además de fondos de pensiones, family office, gestoras de fondos de inversión y otros inversores de banca privada. El caso de los fondos de renovables, el primero de ellos y en asociación con Iberdrola, se puso en marcha para el desarrollo de plantas eólicas y fotovoltaicas, y el segundo, puesto en marcha en 2023, se centra en la inversión en biometano y busca captar hasta 100 millones de euros en una primera fase para desarrollar plantas de producción en España, con una rentabilidad objetivo del 12% al 15% anual.
En cuanto a la exposición de MAPFRE en el sector inmobiliario, en 2022 suponía alrededor del 60% de la inversión total del grupo en activos alternativos. La aventura en ‘real estate’ arrancó en 2018 de la mano de GLL, del grupo Macquarie, a través de un vehículo de coinversión para invertir en oficinas prime en los principales mercados europeos. En 2019 creó, junto a Swiss Life, un vehículo de inversión con el foco puesto en oficinas prime en París, y en 2021 convirtieron esta alianza en una ‘joint venture’ con un volumen inicial de activos por 400 millones y el objetivo de invertir en España e Italia. Por último, puso en marcha con Munich RE otro fondo de características similares.
Inversor minorista
La inclusión de activos alternativos en la cartera de un inversor puede ofrecer ventajas significativas en cuanto a “diversificación con respecto al resto del portfolio, baja correlación con los movimientos de mercado, de tal forma que te ayuda a reducir la volatilidad, y te da acceso a oportunidades no disponibles en los mercados líquidos”, según explica Conchi Bravo, responsable de inversiones alternativas de MAPFRE AM, en esta entrevista reciente.
La apuesta de la gestora en este ámbito sirve de ejemplo práctico de cómo los grandes inversores institucionales están aprovechando estos activos para mejorar sus carteras. Para los inversores individuales, es crucial considerar su propio perfil de riesgo y objetivos de inversión antes de explorar estas oportunidades, y siempre valorando la posibilidad de recurrir a la experiencia y asesoramiento de un experto financiero.
Y, tal y como advierte Daniel Sancho, director de inversiones de MAPFRE Gestión Patrimonial (MGP), es fundamental tener en cuenta que los activos alternativos no son aptos para todos los perfiles de inversores, porque “aunque son buenos para diversificar las carteras, sus elevados niveles de entrada y su naturaleza poco líquida hacen que este tipo de activos no sean óptimos para inversores novatos”.
En términos de exposición o peso en la cartera, no existe una recomendación única que sirva para todos los inversores. Sin embargo, las guías generales sugieren que un rango del 5% al 20% puede ser adecuado para muchos inversores. De nuevo, la asignación específica dentro de este rango dependerá de la tolerancia al riesgo del inversor y de sus objetivos.
Riesgos de los alternativos
Los activos alternativos vienen con su propio conjunto de riesgos, que incluyen:
- Liquidez: muchos activos alternativos, como los inmobiliarios y el capital privado, son menos líquidos que acciones y bonos. Esto significa que pueden ser más difíciles de vender rápidamente sin incurrir en una pérdida significativa.
- Complejidad: algunos activos alternativos pueden ser más difíciles de entender y/o carecer de la transparencia de los activos más tradicionales. Esto puede complicar la tarea de evaluar el valor y los riesgos del producto en el que invertimos.
- Riesgo de pérdida: como con cualquier inversión, existe el riesgo de perder dinero. Los activos alternativos pueden ser especialmente volátiles y, en algunos casos, más susceptibles a cambios repentinos en las condiciones del mercado.
- Costes: los costes de inversión en activos alternativos pueden ser más altos que los de los activos tradicionales, empezando por la barrera de entrada que puede suponer la inversión mínima inicial y pasando por las tarifas de gestión y rendimientos basados en el rendimiento que se pagan a los administradores de fondos.